Capítulo 4

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—¡Hola enana! —entró Nico con mucha prisa y me dio un beso en la mejilla—. No sabés lo que tengo para vos, lo logré al fin.

— Ay hola, ¿por qué tan acelerado?, ¿qué pasa? —dije mientras cerraba la puerta. Nico se fue hacia la sala con un papel en la mano y la pizza.

—Esperá, ¿esa es mi pizza? —lo miré riéndome y señalando la caja.

—Ay sí, qué pelotudo, me encontré al chico abajo y me la entregó. Llegué justo a tiempo para cenar —rió mientras ponía la caja en la mesa. Yo sólo me reía y me senté—. Bueno a lo importante... —me miró y no dijo nada. Lo miré confundida— ¡Te conseguí una audición que te morís! —me entregó la hoja y la tomé. No decía mucho, ni el nombre del proyecto, el nombre del personaje tampoco, leí la hora y fecha.

"Lunes 23 de Marzo, calle Saraza #33, Bajo Flores a las 21:30hrs".

—¿Qué es esto, Nicolás? —me reí—. No dice nada boludo, ¿vos sabés de qué es este casting?

Nicolás y yo nos conocíamos desde que yo tenía once años, él era amigo de mi hermano Patricio desde el jardín, crecimos juntos literalmente. Patricio al salir del secundario se dedicó al fútbol y ahora vivía en Italia con su novia, mamá y papá murieron en un accidente de coche cuando yo tenía dieciséis y Patricio casi veintinueve, me llevaba trece años y medio. Al parecer la historia que siempre me contaba Pato era la típica adopción, pero en su momento la hermana de mi mamá que nos dio casa y comida después del accidente, siempre me contaba antes de dormir que fui un milagro para mis papás. Habían estado intentando por años tener un segundo hijo pero mamá siempre los perdía en el primer trimestre, tenía un problema en los ovarios y el doctor les dio la noticia de infertilidad. Pero después de una década, lo lograron. Mi mamá no sabía que estaba embarazada hasta el segundo mes de embarazo, no había tenido los típicos síntomas de embarazada hasta que se desmayó una vez caminando y al sacarse estudios le dieron la noticia.
Fui un milagro en medio de una infertilidad y un matrimonio que no esperaba un segundo hijo después de tanto tiempo. Así que cuando murieron, mi tía nos adoptó, pero enfermó a los pocos años y murió. En ese momento la familia de Nico nos apoyó y vivimos un par de años con ellos. Mirtha, la madre, me cuidaba como si fuera realmente su hija, era muy amiga de mamá también, gracias a ella descubrí el amor por la actuación y me inscribió a una escuela de artes de la cuál aprendí todo lo que sé ahora y después fui aceptada en la Universidad Nacional de las Artes con una beca completa.
Cuando me gradué del secundario, Pato ya vivía en Italia y Nico se había mudado, así que logré irme a un departamento pequeño con mis ahorros porque ya me daba vergüenza que los Vázquez me siguieran cuidando y manteniendo después de tantos años. Encontré un departamento perfecto para mí, tenía dos habitaciones con baño propio, una cocina chica pero amplia y una habitación perfecta para el comedor y la sala. Lo que más me encantaba era la luz natural que entraba a primera hora de la mañana. El edificio estaba en buenas condiciones aunque era bastante viejo, la renta era perfecta para una niña con un trabajo de medio tiempo y recién egresada. A los pocos meses, Cande, amiga desde chiquititas con la cual también crecí, quería independizarse, así que la invité a vivir conmigo.
Nico comenzó a dedicarse a la conducción en programas de radio pero también le gustaba producir, era su sueño ser un gran productor de cine. Por eso estaba tan metido en conseguir cualquier audición para mí. Tenía algunos amigos que recién empezaban en esto y eso le ayudaba. Conocía a gente de cualquier lado que siempre le hacían un cuento mareador para que diera promoción a sus películas o proyectos que siempre terminaban ser una mierda pero Nico era de esos que no se dejaba vencer hasta lograrlo. Así que llegamos a este punto donde me consiguió una audición para un proyecto desconocido, sin un personaje escrito, citándome en uno de los barrios bajos de Buenos Aires, a una hora que consideraba fuera del horario laboral pero me sentía con la necesidad de creerle y apoyar a Nico en esto.

—No me lo contaron por temas de confidencialidad entre los escritores, pero me prometieron un papel increíble. Me dijeron que buscaban a una mujer más o menos de tu edad, guapa, con buen cuerpo y que supiera actuar cualquier situación. Sos perfecta para eso, porque en verdad sos muy buena actriz y no hemos podido sacarle provecho desde que regresaste de Perú, La. —me tomó de la mano mientras me hablaba y sonreí confundida.

—¿Vos estás seguro que vale la pena?, tampoco quiero aceptar cualquier casting porque estoy sin nada digno —dije desanimada y mirándolo. Nico asintió emocionado— ¿Me acompañás ese día?, no quiero ir sola, ¿viste?. Es muy noche en un barrio donde no es buena idea que una mujer vaya sola —Nico hizo una cara de arrepentimiento pero seguía tomándome la mano.

—Me vas a matar pero no puedo, Gime me invitó a la cena de su madre que es su cumpleaños, perdonáme.

—Bueno, ya está. No te preocupes, yo ahora le digo a Cande o a Agus que me acompañen. Gracias igual, por esto —le di una media sonrisa y él me acarició la mejilla— Venga, comamos que se enfría. Abrí la pizza y corté dos pedazos para Nico y dos para mí. En ese momento entró Cande con un six de cervezas y bolsas de compras.

—Hola Nico —decía mientras dejaba las bolsas en el pasillo y se acercaba a saludarlo.

—Hola hermosa —e dio un beso en la mejilla mientras le ayudaba con las cervezas— Upa, justo lo que necesitábamos.

—Hola amiga, ¿cómo andás?

—Bien, ¿vos? —respondí—. ¿Querés pizza? —asintió Cande y se sentó frente a mí. Le serví dos pedazos y le pasé su plato.

Comenzamos a charlar de todo, Nico nos contó que en unos meses le pediría matrimonio a Gime en un viaje que tenían planeado y después preguntó por Vico. Le dijo todo a detalle y él no lo podía creer, primero porque a Vico lo conocía tan bien como nosotras y segundo porque yo había aceptado tirarle onda para quitarle lo careta.

—Lali haciendo de la súper-heroína desenmascarada —dijo bromeando y le lancé un pedazo de pizza que quedaba en mi plato.

—Hablando de eso, Candelaria necesito una explicación... —volteé a verla mientras ella levantaba las manos en forma de defenderse, ya sabía de que hablaba y se rió— ¡Boluda!, ¿por qué andas diciéndole a tu prima Paulina lo que hice?

—Ay Lali, es que le conté porque igual me preguntó por Vico y al final le encantó la idea. Se va a casar en pocos meses y quiere saber si su próximo esposo le pone el cuerno o la ama de verdad —me dijo con una voz inocente.

—Estás idiota Candela, lo hice porque vos sos mi amiga y porque ya no podía verte así. Pero no me voy a dedicar a esto, yo soy una profesional, yo no ando haciendo favores por dinero.

—Ay pero no es nada, no es que te vas a dedicar toda la vida a esto pero es un tipo de acción humilde y social porque estás ayudando a que las mujeres abramos los ojos —contestó mientras comía su pizza. Nico solo se reía de lo que estaba pasando—. Dale una oportunidad, uno más. No va a pasar nada, es mi prima, es de confianza. Te juro que será la última —me dijo haciendo puchero, negué dudosa—. Solo deja que ella te explique un poco su situación y le das una oportunidad. Dale, amiga.

—Una última, de verdad lo digo —la apunté con el dedo y asintió con una sonrisa. No estaba segura de lo que hacía pero lo traté de ver como un juego.

—Bueno, entonces hay que brindar por las dos oportunidades de trascender como actriz —Nico dijo riendo y tomó tres cervezas.

—¿Dos? —preguntó Cande mientras destapaba la botella. Yo asentí aún dudosa pero sonreí.

—Le conseguí un casting para el lunes.

—Ay amiga, qué bueno, ¿de qué trata?

—Y...

—No se puede decir aún por confidencialidad —Nico me interrumpió—, pero sé que será muy bueno para ella. ¿Brindamos? —levantamos y chocamos las cervezas y le di un trago muy largo. Algo no se sentía bien de ninguna de las dos situaciones por las que estaba por vivir pero me tenía que arriesgar.

Después de terminar de cenar, levantamos y lavamos todo. Nico se quedó un rato más charlando hasta que Cande se quedó dormida en el sillón y Nico se despidió. A Cande la intenté despertar pero ya estaba en su séptimo sueño, así que la tapé con una manta y me fui a dormir.

A Mi ManeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora