Capítulo 5

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El lunes me desperté y fui directo a la cocina, había una nota sobre un plato con hotcakes de avena en la mesa, era de parte de Cande.

"Gracias por no despertarme ayer, te preparé tu desayuno en forma de disculpa por lo de Paulina, te quiero amiga"

Desayuné y me preparé un jugo con proteína para después irme a correr por el barrio, era una rutina que Cande me inculcó hasta que ella se empezó a dedicar a dar clases de yoga todos los días. A mí no me iba tanto la yoga porque me sentía inservible, sudaba muy poco y para mí el no sudar es no hacer nada, así que seguí con mi rutina del jogging y de vez en cuando trabaja con pesas y cuerda en casa.

Cande era una mina increíble y super especial. Nos conocimos en el jardín de niños el primer día y desde ese día somos inseparables. Crecimos juntas, su familia se volvió muy unida a la mía y al igual que la de Nico, nos apoyaron mucho a Pato y a mí cuando todo pasó. Se preguntarán porqué siendo tan amiga de Cande, no me fui a vivir con ella. Su familia estaba agrandándose con mellizas y era mucha responsabilidad adoptar a dos hijos más, pero eso no evitó que estuvieran al pendiente de mí todo el tiempo. Siempre pasábamos los cumpleaños de cada una juntas y me turnaba Navidad y Año Nuevo con la familia de Nico y Cande. Pasamos por todo como amigas y hermanas, nuestras primeras rupturas, nuestro primer beso, nuestras tantas peleas típicas de pendejas y siempre estuvo en las buenas y en las malas, era la única amiga que siempre me apoyó cuando decidí dedicarme a la actuación, muchos decían que no podría vivir de eso solamente. Cande fue por otro lado totalmente, comenzó a tomar un rumbo más natural y de amor y paz. Se convirtió en vegetariana, amaba la naturaleza, acampar y hacer montañismo, se fue varias veces a retiros a Bariloche y diferentes partes de Argentina. Tomó cursos de Reiki y ha viajado dos veces a Tailandia en forma de curarse y sanarse de las malas vibras en su vida. Aparte de dar clases de yoga, creó hace dos años un pequeño negocio de Travel Planner, era de las típicas amigas que organizaba desde un mínimo viaje a la playa hasta un gran tour por ciudades, le iba bastante bien y cada año crecía más. Se hacía conocer por su buena organización y los buenos lugares recomendados para turistear y comer, incluso fue la que organizó nuestro viaje de egresados y a partir de ahí, la contrataban para planear los siguientes hasta que pasó a viajes internacionales y más grandes.

Por la tarde me había dedicado a ordenar mi habitación y el departamento entero hasta que eran casi las siete de la noche y me di una ducha, me puse un outfit algo cómdo pero formal, me recogí el pelo y me maquillé muy ligera. Esperé a que Agus llegara para cenar y al terminar nos fuimos al casting. Por suerte, teníamos el Google Maps en el celular, porque al llegar estaba bastante oscuro en todas las calles. Después de quince minutos dimos con la dirección. Cuando llegamos vimos una fachada bastante vieja pero tenía las luces prendidas y dos coches estacionados enfrente.

—Llegamos —Agus estacionó detrás del otro coche frente a la puerta principal— ¿Segura que es aquí, La?, no parece muy....

—¿Serio? —lo interrumpí y él asintió.

Ay, Nicolás, ¿dónde me trajiste?, dije por mis adentros.

—Venga, vamos —me animó Agus mientras yo tomaba el folder con mi currículum y bajábamos del coche.

Llegamos a la puerta principal y había un letrero colgado que decía "No hay timbre, pasen al segundo piso", nos miramos confundidos pero abrimos la puerta, Agus me dejó pasar primero. La casa por dentro en realidad no parecía tan vieja y descuidada, todo el piso era de madera desgastada pero mantenida, una luz amarilla tenue, muebles del mismo color de la madera y las escaleras a la derecha con una alfombra roja. Entramos y Agus cerró la puerta a la par que un hombre de jeans y camisa blanca entró.

A Mi ManeraWhere stories live. Discover now