Capítulo 33

881 52 0
                                    

Habían pasado casi dos semanas de la audición y aún no tenía ninguna noticia por parte de la producción de la obra, algo que me había dado para abajo en cuestión de ánimos. Durante esas semanas, Peter y yo nos habíamos visto muy poco, casi nada. Él estaba a full con todo lo que se venía por el aniversario de la empresa y yo como una buena desempleada tenía una rutina de mierda, lo único que me salvaba eran las juntadas con Cande. Siempre me contaba cómo iba su relación con Andrés y cada vez que hablaba de él se le veía ese brillo en los ojos que dicen que aparece cuando realmente amás a alguien, yo nunca lo vi antes hasta ahora con mi amiga.

Yo le conté un poco sobre Peter, no tenía mucho que contar, en realidad no había casi nada por contar. Sentía que era una rutina porque Peter se la pasaba laburando como loco y yo desempleada no tenía mucho que hacer pero acepté que estaba muy manija con él. Dentro de todo, cuando nos veíamos, lo disfrutábamos mucho aunque fuera poco tiempo.

Ya estábamos en agosto, faltaba poco para el cumple de Peter y aún no sabía que le daría de cumpleaños, pensé de todo pero la verdad es que era algo complicado cuando no le faltaba nada. Mis amigas me dieron ideas típicas; una cena romántica, una fiesta sorpresa, un perfume, un vinilo, de todo pero nada me convencía. Así que me animé para escribirle a Gastón, había sacado su teléfono de la oficina de su productora para que me pasaran el número personal, me costó pero al decir que era su cuñada, lo cual no era... casi mentira, accedieron para dármelo. Entre él y yo dimos un par de ideas para celebrar el cumpleaños de Rochi y Peter, creí importante que lo celebráramos los dos cumples juntos ya que ellos se regresarían en breve a Los Ángeles.

Le di la idea de una fiesta sorpresa pero me aclaró que a Peter no le encantaban las sorpresas en general, así que aborté la idea. Me dijo que normalmente lo celebraba en un bar cerca de casa que era de uno de sus amigos pero concluimos en organizar un asado, no sorpresa pero en Cariló junto con su familia. Gastón me pasó una lista de casi veinte personas entre amigos de Peter y Rochi que podríamos invitar, junto con sus teléfonos. Nos dividimos para llamarles y avisarles sobre el plan. En cuanto a los cumpleañeros, Gastón me dijo que él se encargaría de ellos.

Estuve durante casi dos días llamando sin filtro y como si conociera a todas las personas escritas en la lista. Me estaba presentando como la amiga de Peter porque todavía no blanqueábamos nada, extrañamente no se sorprendían de quién era yo pero la mayoría de ellos me confirmaban su asistencia, algo que me animó bastante.
Entre una llamada y otra, entró la de Peter. Era un domingo lluvioso y yo seguía en casa en pijama con el computador abierto mientras miraba la televisión.

—Hola, mi amor —contesté alegre mientras me levanté del sillón para acercarme a la ventana y mirar el atardecer con lluvia.

—Epa, ¿por qué tan feliz, de qué me estoy perdiendo?

—De nada, solo me alegra que me llames. Te extraño, hace mucho no te veo.

—Lo sé y perdón. No hemos parado, estamos a una semana del aniversario y estamos vueltos locos todos.

—Lo sé, no me tenés que explicar. Todo va a salir increíble.

—Eso espero. Che, ¿estás en casa?

—No, estoy en un hotel en la provincia tomando un vino mientras un potro musculoso y desnudo me cocina mi comida favorita —dije en modo sarcástico pero con onda.

—Entonces me parece que te perderás de un volcán de chocolate delicioso recién salido del horno y de que te quite esa pijama morada que traes —¿De qué hablaba?

Caí en cuestión de segundos y miré hacia abajo a la calle y lo vi con un paraguas bajo la lluvia mientras sostenía una bolsa. Sonreí aún con el teléfono y lo saludé.

A Mi ManeraWhere stories live. Discover now