Capítulo 8

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—¡Ay, perdón! —gritó Cande mientras se tapaba los ojos y se daba la vuelta. Yo me quedé viendo la escena terriblemente mala queriéndome morir. Andrés reaccionó más rápido de la cuenta y cerró la puerta—. Boluda, ¿por qué no avisás que tenés a un hombre desnudo en tu habitación? —dijo aún tapándose los ojos.

—Candela por eso te frené, Andrés salió de la nada, pensé que seguía durmiendo —dije susurrando para que no se escuchara mucho—. Ahora vuelvo. —entré a mi habitación y Andrés estaba vistiéndose con lo poco que tenía, el resto estaba en la sala.

—Perdón Lali, no tenía ni idea de que Cande estaba acá, salí a buscar mi ropa y... –—se tapó la cara con una mano—. Que vergüenza, perdóname.

—No te preocupes, perdonáme a mí por no avisarte que había llegado. Pasó todo muy rápido y en realidad, Cande iba a entrar de una a buscar algo para la cabeza, la frené justo a tiempo pero saliste vos —se me salió una risita—. Tus cosas están afuera en la sala, ¿quieres desayunar algo? —lo dije con buena onda para que dejara de pasar pena.

—No te preocupes, será mejor que me vaya, gracias igual —se acercó para darme un pico—. Gracias por lo de anoche. Me divertí bastante —me sonrió y lo agarré del brazo delicadamente para atraerlo a mí y besarlo.

—Mi mejor amiga te acaba de ver como Dios te trajo al mundo, ¿cómo te sentís con eso? —reímos a mitad del beso y bajó la cabeza negando— Joda...

Salimos hacia la sala y se terminó de vestir, en eso Cande salió aún con la misma ropa pero con los ojos cerrados.

—¿Puedo abrir los ojos o están desnudos los dos?

—Todo en orden —dije, Andrés estaba totalmente rojo de la pena.

—Andrés, perdóname, no quise... —comenzó a decir Cande.

—No te preocupes, fue mi error, pensé que estábamos solos —rió avergonzado—. En fin, me tengo que ir que tengo varias cosas que hacer —me dio un beso en la mejilla— ¿Te veo en la noche? —asentí mientras lo acompañaba a la puerta.

—Te escribo al rato la dirección y hora —le dije, Andrés asintió y me dio un último pico. Vi cómo se metía en el elevador y lo despedí con la mano.

—Ahora entiendo porqué tenías alto crush en la universidad —Cande hizo una cara pícara mientras reía—. Se puso más bueno de lo que estaba, boluda. No lo recordaba así —me siguió molestando mientras yo tomaba un poco de mi té frío.

—Y bueno, que te digo —levanté mis hombros haciéndome la canchera.

—Ya entendí porqué te costó tanto superarlo después de Benja, Lalita —hizo una seña con sus manos disimulando.

—¡Basta! —reí fuerte—. Pobre, estaba muy apenado.

—¿Y qué hay de mí?, yo también fui víctima —dijo señalándose— ¿La pasaron bien entonces?, sí, eso está claro —se bajó de la silla alta de la cocina— Bueno, yo me voy a duchar, permiso.

—Chst —troné la boca—. Vos también me debés una explicación. ¿Que pasó ayer, a dónde fuiste y con quién? —le pregunté riendo.

—Ok mamá, no te debo de explicar nada porque no pasó nada —me dijo cínicamente pero la miré para presionarla—. Nada del otro mundo, Mery y yo nos fuimos de copas, conocimos a dos chabones que eran unos bombones y nada más, terminamos tarde —dijo de brazos cruzados tratando de safarse. Yo la presioné imitando su postura, era fácil acorralar a Cande para que soltara la sopa— ¡Y me besé con uno de ellos, ¿contenta? —dijo rindiéndose y yo solté una risa victoriosa—. Trancu que no pasó más allá de chape, no como vos que te comiste el gran hot dog que te tiene preparado desde Lima, Perú.

A Mi ManeraWhere stories live. Discover now