Capítulo 7

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Hoy tenía la cena con Andrés y no había pensado en qué ponerme. Después de hacer mi rutina mañanera y ducharme, fui hacia mi armario para ver las opciones, me probé de todo, un par de jeans, faldas, vestidos, un entero, de todo y nada me convencía, no quería producirme tanto pero tampoco quería irme casual. En eso entró Cande con ropa de yoga y un poco roja de la cara.

—Hola amiga, ¿ya lista para tu date? —preguntó sentándose al borde de mi cama mientras yo seguía sacando ropa con la toalla todavía en la cabeza.

—Ay boluda, ya me probé de todo y nada me convence, no quiero ir super arreglada pero tampoco ir de pijama, ¿entendés? —me saqué por décima vez una blusa.

—Mmm, veamos —Cande se paró de la cama y empezó a rebuscar de nuevo en lo que seguía aún ordenado y colgado. Tomó un mono negro escotado y me lo enseñó, yo negué y volvió a buscar. Sacó un vestido negro muy pegado y con escote atrás.

—Con este lo matás de una —rió enseñando la espalda y volví a negar—. Okay Lali, ponéle más onda porque se te va a ir el tiempo y tenés justo dos horas para estar lista antes de que el príncipe azul llegue en su caballo blanco. Así que venga, vos también ayudáme —me reí desesperadamente y la ayudé a guardar las cosas que tenía en el montón de mi cama mientras ella seguía buscando— Touché —dijo Cande mientras me enseñaba la prenda, dudé pero al final asentí.

Me puse el conjunto de saco, croptop y pantalón rojo que lo hacía ver arreglado pero casual, me puse un maquillaje super leve con labios nude y una colita de caballo por la nuca despeinada. Andrés llegó en punto a la hora que me dijo cuando sonó el timbre.

—grité desde el pasillo de mi habitación, Cande estaba en la sala y se paró a abrir mientras terminaba de retocar mi maquillaje y ponerme perfume.

—¡Cande! Hola, ¿cómo estás? —escuché desde mi habitación.

—Hola, perdón la tardanza —aparecí detrás de Cande mientras tomaba mi bolso— ¿Vamos? —dije sin mirarlo mucho para esconder mis nervios.

—Hola, Lali —me miró de pies a cabeza y sonrió—. Estás hermosa —volvió a mirarme y se detuvo en mis ojos, ahí pude verlo.

Iba re fachero como siempre, seguía teniendo su barba de tres semana pero bien perfilada. Esta vez no llevaba anteojos y olía bastante bien. Llevaba unos pantalones negros con camisa blanca dejando los dos últimos botones al descubierto.

—Gracias, vos también estás muy lindo —miré a mi Cande que estaba sonriendo como una niña pequeña— Chau amiga, traigo llaves, así que cerrá la puerta antes de dormir —le di un beso en la mejilla y Cande se acercó a mi oído.

—Si no te lo chapás antes de que acabe el día, no entras a esta casa —la miré aguantándome la risa y moví la cabeza— Chau chicos, diviértanse.

El camino hacia el restaurante fue bastante tranquilo, me abrió la puerta al subir al coche como buen caballero y me hizo preguntas tradicionales. Me preguntó sobre las audiciones que tuve esa semana y le conté todo omitiendo la película porno. Él me dijo que estaba aquí colaborando en un guión de una película con algún productor argentino, no me dijo mucho detalle porque aún no se podía decir nada.

Llegamos al restaurante y desde fuera se veía algo fancy, lo cuál me asustó porque quería pasarla más tranqui en la cena. Nos bajamos y le entregó las llaves del coche al señor del valet parking, entramos al restaurante y una mujer nos recibió.

—Buenas noches, bienvenidos. ¿Tienen reservación? —preguntó con una sonrisa detrás del mostrador.

—Buenas noches. Sí, a nombre de Andrés Wiese. —La chica asintió y la seguimos.

A Mi ManeraWhere stories live. Discover now