Capítulo 29

930 54 1
                                    

Estábamos chapando en el sillón cuando su celular comenzó a sonar. Mientras él contestaba, yo le seguía dando besos por toda su cara y cuello.

—¿Sí?...No, decíme... Okay... Decíle que mañana a primera hora lo tiene... Sobre mi escritorio... Dale... Mañana, entonces... Gracias.

—¿Todo bien?

—Laburo —suspiró— ¿Tenés hambre?

—Mucha —dije mientras buscaba su boca para besarlo y él rió.

—Dale, hablo enserio —me devolvió el beso Peter y se separó.

—Sí, ¿pedimos?

—Dale —me levanté por mi teléfono que estaba sobre la barra de la cocina y empecé a dictarle a Peter los números agendados de restaurantes con delivery.

—¿Sushi te va?

—Sushi, ¿qué te pido?

—Un sashimi de atún y un Tiger Roll.

Pedí la comida y a los cuarenta minutos estábamos comiendo mientras veíamos una película en Netflix. Seguía lloviendo cuando acabamos de verla y Cande entró al departamento cerrando su paraguas.

—Bienvenidos, tórtolos —Peter y yo nos levantamos lentamente del sillón mientras yo me estiraba todo el cuerpo.

—Hola, amiga.

—¿Cómo les fue? —se acercó a nosotros a saludar.

—Bien, estuvo lindo todo.

—¿Cenaste ya? —pregunté.

—Sí, no te preocupes. Recién cené con Andrés.

—Bueno, yo me tengo que ir ya. Se hizo re tarde y tengo un montón de cosas pendientes que hacer mañana. Chau, Cande, lindo verte —se despidió de mi amiga y me tomó de la cintura hacia la puerta.

—Nos vemos, gracias por este fin de semana —le sonreí. Estábamos de frente, yo con mis manos alrededor de su cuello y él rodeando mi cintura. Me encantaba que me llevara casi tres cabezas y tenía que agacharse un montón para verme a los ojos.

—Gracias a vos por acompañarme. Te escribo mañana, ¿dale?

—Dale.

—Te quiero —me susurró al oído después de darme un beso tierno.

—Yo a vos —cerré la puerta cuando lo vi entrar al elevador y cuando me giré estaba Cande comiéndose uno de mis sushis que había dejado y solté una carcajada.

—¿No que ya habías cenado?

—Digamos que cené otra cosa fuera del menú —dijo masticando. Solté una carcajada y me senté en el sillón para hacerle compañía.

—Y ¿vos, cenaste algo más que pescado crudo?

—No... bueno, hoy no —Cande giró la cabeza casi como el exorcista y viéndome con los ojos abiertos de par en par.

—¡Boluda!, ¡contámelo todo!

—Pues pasó... digamos que cuando menos lo esperábamos.

—Ah, ese tipo de sexo es el mejor.

—Y sí –—dije alzando mis hombros.

—¿Y...?, contáme más, ¿bien, maso, pésimo, no puedes vivir sin estar encima de él?

—¡Candela!, no te voy a contar, es privado —reí.

—Ay, por favor, Lali. Si nos contamos siempre todo a detalle. Dale —jodía.

A Mi ManeraWhere stories live. Discover now