Capítulo 57

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-Ve por mi pastilla, Santiago.

Hemos estado discutiendo sin sentido por quien comprará la pastilla. No quiero ir, nunca he comprado ese tipo de cosas y por ende me da mucha vergüenza.

-Tú ganas. -Sonrío satisfecha. -Ya vuelvo. -Sale del auto, por suerte ni Joseph y Luke están aquí.

Tenemos media hora para poder llegar a las clases y tomar la dichosa pastilla. Mi celular comienza a sonar atiendo de inmediato al ver el nombre de Joanne en la pantalla.

-¿Hola?

-Hola Sam. ¿Estás ocupada?

-Mm no.

-He terminado con Jack, lo acaba de ver... no podía seguir con él, es un idiota, no sabes el alboroto que me armó, la verdad no lo reconozco.

-¿Por mi culpa?

-No es tu culpa, Sam. No puedo estar con alguien quien no tiene cerebro para pensar las cosas antes de decirlas.

-Lo siento.

-Hey te dije que no es tu culpa, quería decírselo a alguien, sentía que iba a explotar con cualquier persona que me pasará cerca.

-Tranquila. -Rio. -¿Cuando tienes libre?

-No lo sé, tengo exámenes y trabajos.

-¿Michael?

-Uch ese bobo me abandonó, está enfermo, se quedó en los dormitorios. Si él era estado conmigo, Jack no se era acercado.

-Créeme nunca más se va a olvidar usar protección. -Dice Santiago riéndose. -La señora de la farmacia fue algo directa, nunca la olvidaré.

Me remuevo en mi asiento incómoda y él frunce el ceño.

-¿Samantha sigues ahí? ¡¿Como que protección?! ¡Farmacia! ¿Qué está pasado? ¡Al caso me estoy perdiendo de algo! -Grita, alejó un poco el celular.

-Eh si, tengo que colgar, nos vemos luego. Adiós.

-No vayas a col...

Ups.

-Alguien me matará. -Dice burlón.

-Luego de que termine contigo, seré la próxima. -Niego con la cabeza sonriendo.

En el trayecto a la universidad, me cuenta lo que la farmacéutica le dijo, fue algo así como "debería considerar en otra vida llegar Virgen al matrimonio, si quiere evitar los hijos tan joven". No me molesta, cada uno es dueño de su propia vida y decide que hacer con ella.

Llegamos, camino a la cafetería y compro una botella de agua, me encuentro con Megan terminando de desayunar, me despido de Santiago y camino hasta la mesa donde se encuentra la pelirroja.

-Hola. -Digo sentándome.

-Hola. -Trata de sonreír pero más bien parece una mueca.

-¿Estas bien?

-Si, no pasa nada. ¿Me acompañas al baño?

Asiento. Así aprovecho y tomo la pastilla, no quiero esperar más tiempo, necesito tomarme esto y estar tranquila.

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