Mikasa Ackerman

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Narra Mikasa
-Querido la lluvia esta empeorando ¿no crees que sea mejor pararnos en lo que el clima se tranquiliza?-. Decía mi madre hacía mi padre; yo solo estaba sentada en la parte trasera del automóvil observando la lluvia.
-Si, es verdad no puedo ver bien en la carretera me detendré en la primer para que pueda-. Respondió mi padre; solo fueron alrededor de diez o quince minutos despues cuándo vimos una gasolinera y nos detuvimos en esta, era la una de la mañana, en frente de la gasolinera se encontraba una pequeña tienda de 24 horas de servicio.
-iré a comprar unos bocadillos en lo que esperamos a que la lluvia baje-. Dicho esto mi padre bajo del auto.
-Mikasa, ¿Porqué no bajamos del auto a estirar un poco la piernas? Aun quedan como 5 horas para llegar- Sugirió mi madre.
-Si... mis piernas se durmieron hace 3 horas- Ojala mi hubiera negado.
Bajamos y solo dimos unos cuantos pasos largos, mi madre se detuvo de golpe.
-Mikasa creo que es mejor que regresemos-. Mi madre tenía la vista al frente por lo que opte en ver al igual dirección y se encontraban lo que parecía una pandilla de jóvenes, no, más bien ya señores con una apariencia nada agradable se veían que se estaban divirtiendo, bromeando y tomando alcohol. En cuanto estos se dieron cuenta de la presencia de mi madre comenzaron a chiflarle y gritarle sermones. Sentí fuerte el apretón por parte de mi madre y llevándonos de nuevo al auto; pero al escuchar el sonido de las motocicletas arrancando gire mi cabeza y ellos se dirigían hacía nosotras que por supuesto no tardaron en llegar y nos rodearon a ambas, nuevamente estaban demasiado insuinosos con mi madre, tanto así que uno la tomo de los hombros, otro de la cintura y ambos comenzaban a manosearla, lograron separarnos una de la otra; mi madre gritando pidio auxilio al momento en que tanto a ella como a mi comenzaban los hombres a arrastrarnos por el piso; su grito fue lo suficientemente fuerte para que llegara a oidos de mi padre y este saliera corriendo.
-Hey! Sueltenlas!-. Ordenó mi padre mientras a uno le lanzó una botella de vidrio en la cabeza.
-¡¿Quién te crees idiota?!-. El hombre que había recibido el golpe furioso se acerco a el junto con dos hombres que comenzaron a golpearlo cruelmente, mi padre como podía trataba de liberarse de esa situación.
Mi madre desesperada logro plantearle un codazo en las partes íntimas del hombre que a rastras la llevaba y logrando así liberarse; despues de esto se acerco al otro hombre que me tenía a mi, ella lo atacó y este me lanzo al piso.
-¡Corre Mikasa!¡Enciérrate en el auto!- Gritaba mi madre.
Yo estaba perpleja y paralizada no sabía que hacer; cuando de repente escuche el sonido de un balazo y seguido vi como el cuerpo de mi madre caía al piso con su estomago lleno de sangre.
-¡¿Qué hiciste idiota?!-. Habló un hombre de ellos
-¡Ella me atacó¡ La quise golpear con la pistola pero se me disparo-
-¡Maldita sea!-. Y seguido de eso el otro hombre saco su arma y disparó a la cabeza de mi padre.
Tenía los ojos como platos, no podía mover mi cuerpo.
-¡¿Pero que haces?!-
-Eliminando testigos-. El se acercó a mi y apunto su pistola a mi cuerpo.
Tenía mi cabeza en blanco en la nada. ¿Qué es lo que acababa de pasar? ¿Qué es lo que pasa ahora?
Sonó el gatillo pero del arma no salió nada.
-¡Demonios! me quede sin balas, hazlo tu-
-¡Estas loco!¡Es una niña!-
-Si y esa mocosa sera la que nos pueda meter a la carcel-
-Pero...-. No logro terminar su frase; una roca le había dado directamente en el cráneo haciéndolo caer y golpearse de nuevo pero esta vez en el suelo, le comenzó a brotar sangre de su cabeza y sus ojos estaban en blanco.
Un niño se encontraba cerca y todos los demás hombres que se encontraban ahi solo lo vieron.
-¡Estupido niño mira lo que has hecho!-. Gritó uno.
-¿Y ahora que hacemos?-.
-Pues no hay de otra-. Dispuesto a tomar el arma de aquel hombre que ahora estaba tirado y sangrando en el piso; aquel niño fue más rápido, corrió a tomar la pistola y solo logro patearla cerca de mi. Los hombres se acercaron a el y lo tomaron del cuello.
-¡P-pe-pelea!-. Como pudo me vio y gritó.
Yo tome el arma en manos y cuándo otros de ellos caminaron hacía mi, solo dispare, la bala dió al que estaba ahorcando al niño, dándole en justo detras del corazon.
-¡Estupida!-. Uno de ellos me golpeó; pude haber recibido otro golpe o un disparo, si no fuera por las luces, las sirenas y las voces que ahora se escuchaban.
-¡Arriba las manos es la policia!-.
Los hombres hicieron caso y los oficiales los esposaron.
De la nada llego corriendo un hombre alto y de lentes a abrazar al niño; parecía que lo estaba regañando pero se veía preocupado, supongo que era su padre.
Solo pude contemplar los ya cadáveres de mis padres, cubiertos con una manta. Yo seguía en blanco.
Me llevaron a una estación de policía junto con el niño y su padre; despues que los oficiales hablaran mucho rato con el padre del niño se dirigieron a mi.
-Escucha lamento mucho lo que paso, eres solo una niña pequeña; no quisiera dejarte sola... Asi que vendrás a vivir conmigo... El es mi hijo Eren, vivimos en Shigansina ¿Te gustaria venir con nosotros?-. Me preguntó.
Yo no podía responder tenía mi mente perdida, las palabras no salían de mi boca o ruido alguno.
-Se que estas asustada, pero es lo mejor por ahora ¿no crees?. Hace frio-. El niño se acercó a mi y colocó su bufanda roja en mi cuello. -Anda, vamos a casa-. Me tomo de la mano.
-S-si.. a casa..-. Apenas pude decir eso, inmediatamente lagrimas salían de mis ojos sin parar.
Ya no tenía a mis padres; no tengo familia por parte de ninguno de los dos y solo era una niña de 5 años que tuvo suerte de sobrevivir y que una familia la adoptara. La familia Jeager.

Miradas Frías Where stories live. Discover now