El viaje, primera parte

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Narra Mikasa

Soy una estupida, ya era la mañana del viernes y todo por estar pensando en ese estupido enano se me olvido por completo confirmar mi participación en la carrera, ¿cómo es que te metiste tanto en mi cabeza? Aggg.

Pasó la mañana de clases normal y me fui para mi entrenamiento, espero y el capitán Ian no se moleste tanto conmigo y aún este a tiempo para decirle que si participaré. Llegue antes a la pista para hablar con mi superior.

-Capitán Ian, yo... me disculpo por no haber confirmado...-. Comenzé a hablar apenada.

-Wow, wow Mikasa no es para tanto, malo hubiera sido que para nada no hubieras dicho nada-. ¿Qué? Su comentario me sorprendió, si yo en realidad no había dicho si iría o no, ni siquiera fui a firmar. -Por poco y no te apuntamos, bueno porque no calientas de una vez, el entrenamiento ya va a comenzar-. Seguramente Rico le dijo que si participaré, después de todo le envié el mensaje a ella diciéndole que si iría.

El entrenamiento siguió normal y como de costumbre, para cuando acabo los capitanes me mandaron a llamar para decirme los últimos detalles.

Me fui a mi dormitorio para preparar mi maleta y darme una ducha, la camioneta partiría a las cinco de la tarde y llegaríamos al monte Orgus en la noche. Termine de alistar todo y me fui directo al punto de reunión, por suerte le había confirmado a Rico que si iría, aunque al final no pude llevar a alguien y espero no sentirme incómoda.

Llegue a dicho punto y ya estaban ahí los ocho capitanes, pero en cuanto más me acerqué logré ver a otro chico aparte, un chico de mi estatura, enano diría yo, mierda.

Pero... ¡¿Qué carajos hace ese enano aquí?! ¡¿acaso vendrá?! Le había comentado a Rico que tal vez lo llevaría a él pero nunca le confirme, y la pregunta principal ¡¿Cómo es que ese maldito enano engreído se enteró?!

-¡Mikasaaaa!-. Grito Rico.

Levi se encontraba viendo su celular y ni siquiera levantó su cabeza cuando gritaron mi nombre.

-Bueno Ackerman, solo faltabas tu, iremos subiendo las maletas-. Me dijo Ían.

Todos subimos las cosas incluyendo al enano, mierda porqué me siento nerviosa.

-Bueno subanse-. Dijo otro capitán.

Espere a que todos subieran, fue en vano, un maldito enano se quedó mirándome.

-Que-. Me fastidie de su mirada.

-Sube-. Me dijo sin expresión alguna. -Si subo yo primero seguro que pensaran que clase de novio soy si no te deje pasar a ti primero-. 

-Te diré que clase de novio, de los que solo les gusta aparentar-. Y dicho eso no dí más rodeos y subí.

Vaya suerte, solo quedaban dos asientos vacíos juntos, no me quedo opción y me senté en uno de ellos, y como no era de esperarse Levi se sentó a lado, sin mirarlo tomé la parte donde recargas tu brazo, que estaba arriba en el respaldo, y lo bajé para así formar una división entre los dos.

En toda la camioneta se escuchaban risas o conversaciones, todo lo contrario de Levi y yo, que solo nos manteniamos callados, él de brazos cruzados y con los ojos cerrados, y yo solo mirando la ventana. El automóvil se puso en marcha y el ambiente era el mismo.

Pasaron las horas, miraba de reojo a Levi y lucía tan tranquilo, como si mi sola presencia no estuviera ahí. Cómo puede estar como si nada. Para ya no pensar en él saque mi celular y mis audífonos para escuchar música.

Sin darme cuenta pasó el rato, minutos e incluso horas, perdí la noción del tiempo porque poco a poco me quedé dormida.

Narra Levi

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