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Imagina que...

Tú. Joder, tú.

Tú, la persona que despertó cada uno de los sentidos de el castaño con cabello enrulado y ojos café amargo cristalinos. Eres tú quién ilumina sus días desde que corrían carreras a tu casa para ir a comer helado, eran ustedes dos contra el mundo desde siempre.

Pero las edades y las influencias cambian con el tiempo, y sus caminos se han de separar. Cada día lo extrañabas más, su dulce voz, sus consejos repetidos por su tío Ben (a quién también extrañabas, ya que era como tu tío también), y sus miradas tan encantadoras. Estabas convencida/o de que Peter se había hecho un hueco en su corazón para agregar a alguien más, tú que sabes, no se dirigían ni el simple "buenos días".

Las miradas, son, en cambio, lo que se dirigían con demasiada frecuencia. Y tú lo sabías. Y Peter lo sabía. Pero preferían no hablarse, porque ambos se convencían de que estaban muy felices así, sin el otro, y no querían molestarse.

De todas formas, sabían que no es así. Saben que extrañan las tardes en la casa del otro con pesados momentos, las noches de escabullirse y explorar las estrellas, o las palomitas de maíz siendo más importante que cualquier película en pantalla, los almuerzos de May, y el desayuno de tu Madre, dos cocineras ejemplares para ambos. Sí, se extrañaban mucho, con ello, los momentos.

Pero justo cuando la relación de ambos por fin crecía, tu novio quiso interferir contigo, y empezó a arruinar tu vida. Te obligaba a hacer cosas que no querías, te eliminaba a cualquiera que se te cruzara —porqué según él, todos tus amigos estaban enamorados de ti—, y controlaba tu vestimenta. Creías que lo hacía porque te quiere proteger, pero esto era destrucción.

"—Escúchame—te imploraba Peter, la única persona que podía leer entre las líneas.

—Qué pares. Él me ama—respondías con una sonrisa fingida.

—Qué te obligue a tener sexo contigo, que te espose a él, que necesite saber donde estás todo el tiempo, que vaya exactamente a los mismos lugares y horarios que a donde tú vas, que elimine a tus amigos porqué piensa que son "una mala influencia" para ti, y que controle tu vestimenta, no es amor."

Pero tú no escuchabas, no escuchas. Tu novio te ponía una venda negra, y tan solo podías escuchar su voz. Él te convencía de que Peter estaba mal, que te ama, que solo quiere el bien para ti. Pero no es así, bajo ningún término sería así.

Peter te invitó a su casa para poder terminar el proyecto de Física que habían empezado la clase anterior, y estabas más que emocionada/o por descubrir con tus pupilas gustativas la comida de May, y de compartir momentos de impotencia y carcajadas sin cesar con el castaño, de esos momentos que tú morirías por revivir. Y aunque todo marchaba en ese plan, no tardaron en llegar los mensajes de él.

Primero uno.
"Amor, ¿no vienes a la fiesta de Liam?".

Contestaste, mintiendo.
"Hago la tarea, amor. Tengo que presentar el trabajo de física en pasado mañana. Sabes que no me gusta tenerla incompleta."

Luego otro.
"¿Qué no estabas con Peter en ese trabajo? Dime que no estás con él."

Tragaste saliva, y tus ojos se aplanaban del miedo.
"Sí, estoy con él."
Pero te desesperabas para que entienda.
"Tranquilo, sabes que Peter es un hermano para mi."

Ese era tú problema y el suyo.
"¿Con Peter?, ¿Estás con Peter Parker?"
Ambos no entienden.
"¡ME ESTÁS ENGAÑANDO! ¡LO SABÍA, TE JURO! ¡ESE HIJO DE PUTA!, ¡ME LAS PAGARÁ!"

Tom Holland One-ShotsWhere stories live. Discover now