Twenty one

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SIRIUS


—¿Qué tal vas con Denniss?

Annissa se sonrojó. Annie y ella habían estado bajo un árbol junto al lago, mientras Hermione pasaba la tarde junto a Theo y los chicos seguían con el quidditch.

—Es muy lindo, pero no lo sé —suspiró.

—¿Porqué? ¿Hay algo mal?

—No.. sólo.. no me siento preparada para tener novio en este momento —confesó la niña.

—Si de verdad le gustas, él sabrá esperar —la apoyó Annie abrazándola.

—¿De verdad lo crees? —preguntó esperanzada.

—De verdad —sonrió.— De hecho.. viene por allá —señaló disimuladmente al niño que parecía estar buscando algo o a alguien.

Cuando el Gryffindor pareció encontrar a la persona que buscaba y se acercaba a ellas, Annie decidió dejarlos a solas e ir a dibujar un rato.

Esta vez se quedó en el dormitorio, pues desde ahí tenía una vista perfecta para inspirarse y dejarse llevar.

Unas dos horas y media más tarde, decidió bajar a la Sala Común para ver si los chicos estaban ahí. Los observó en una mesa, con apuntes y libros desperdigados por todas partes.

Hermione entró por el hueco del retrato con una sonrisa, al parecer su cita había ido muy bien.

Ambas se acercaron a ellos.

—¿Como van? —preguntó Annie sonriendo.

Harry suspiró y se quitó los lentes, frotándose los ojos. Annie se acercó a él y colocando las manos en sus hombros, empezó a darle un pequeño masaje. El ojiverde suspiró, agradecido.

—La luna más grande de Júpiter es Ganímedes, no Calixto —corrigió Hermione señalando por encima del hombro de su amigo una línea de la redacción de Astronomía—, y la que tiene los volcanes es Ío.

—Gracias —gruñó Ron tachando las frases equivocadas.

—Lo siento, yo sólo...

—Mira, Hermione, si únicamente has venido para criticar...

—Ron...

—No tengo tiempo para escuchar tus sermones, Hermione, ya estoy harto de...

—No, Ron, ¡mira!

Hermione señalaba la ventana más cercana. Una bonita lechuza se había posado en el alféizar y miraba a Ron.

—¿No es Hermes? —preguntó Hermione, asombrada.

—¡Vaya, sí! —exclamó Ron, que dejó su pluma y se levantó—. ¿Para qué me habrá escrito Percy?

Fue hacia la ventana y la abrió, y Hermes entró en la habitación, aterrizó sobre la redacción de Ron y extendió la pata en la que llevaba atada una carta. Ron cogió la carta y la lechuza se marchó sin perder tiempo, dejando huellas de tinta en el dibujo que el chico había hecho de la luna Ío.

—Sí, es la letra de Percy —observó Ron sentándose en la butaca y leyendo lo que había escrito en la parte exterior del rollo de pergamino: «Ronald Weasley, Casa de Gryffindor, Hogwarts.» Luego miró a sus amigos y añadió—: ¿Qué creen que será?

—¡Abrela! —exclamó Annie.

Ron desenrolló el pergamino y empezó a leer. Cuanto más avanzaba, más ceñuda era su expresión. Después, cuando con aspecto indignado terminó la lectura, y se la pasó a Harry, Annie y Hermione.

Annie y la Orden del Fénix Where stories live. Discover now