Fourty six

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FEAR

-¡HARRY! -gritó Annie muy preocupada al ver a su novio. Se había desmayado en pleno examen, dejándola muy asustada.

-Vengan conmigo -apuró mirando hacia todas partes. Tomó la mano de Annie. Los guió por el pasillo del primer piso mientras asomaba la cabeza en varias aulas hasta que al final encontró una vacía; entró en ella y cerró la puerta.

-Voldemort tiene a Sirius.

-¿¡Qué?! -preguntó Annie alterada.

-¿Qué?

-¿Cómo lo...?

-Lo he visto. Ahora mismo. Cuando me he quedado dormido en el examen.

-Pero... pero ¿dónde? ¿Cómo? -preguntó Hermione, que se había puesto muy pálida.

-No sé cómo -respondió Harry-. Pero sé exactamente dónde. En el Departamento de Misterios hay una sala con un montón de hileras de estanterías llenas de pequeñas esferas de cristal, y ellos están al final del pasillo número noventa y siete... Voldemort intenta utilizar a Sirius para conseguir eso que quiere coger de allí dentro... Está torturándolo. ¡Dice que acabará
matándolo! -Harry se dio cuenta de que le temblaban la voz y las rodillas, así que se acercó a una mesa y se sentó, tratando de serenarse-. ¿Cómo vamos a ir hasta allí? -les preguntó a sus amigos.

Annie se mordió una uña.

-¿Ir ha... hasta allí?

-¡Ir al Departamento de Misterios para rescatar a Sirius! -dijo Harry en voz alta.

-Pero Harry... -empezó Ron con un hilo de voz.

-¿Qué? ¡Qué! -exclamó Harry, impaciente.

-Harry... ¿estás completamente seguro? -preguntó Annie preocupada.

-¡Sí! ¡Lo acabo de ver hace unos minutos! -exclamó alterado.

-Pero... Harry, piénsalo bien -continuó Hermione, y dio un paso hacia él-, son las cinco de la tarde... El Ministerio de la Magia debe de estar lleno de empleados... ¿Cómo quieres que Voldemort y Sirius hayan entrado allí sin ser vistos? Harry..., deben de ser los dos magos más buscados del mundo... ¿Crees que podrían entrar en un edificio lleno de Aurores sin que detectaran su presencia?

-¡No lo sé, Voldemort debe de haber utilizado una capa invisible o algo así! -gritó Harry-. Además, el Departamento de Misterios siempre ha estado completamente vacío cuando he ido...

-Tú nunca has ido allí, Harry -afirmó Hermione con serenidad-. Sólo has soñado que ibas.

-¡Lo que yo tengo no son sueños normales y corrientes! -le gritó Harry.

-¡Harry por favor! -exclamó Annie.

-¡Mira, Harry, no lo interpretes como una crítica! Pero es verdad que... estás un poco..., un poco... ¿No crees que estás un poco obsesionado con la idea de..., de... salvar a la gente?

Harry se quedó mirándola.

-¿Qué quieres decir con eso?

-Pues... que... -Hermione estaba aún más acongojada-. Quiero decir que... el año pasado, por ejemplo, en el lago... durante el Torneo... no debiste... Es decir, tú no tenías por qué salvar a aquella chica, Delacour... Te dejaste llevar por... -Una oleada de rabia inundó a Harry; ¿cómo se le ocurría a Hermione recordarle ahora aquel error garrafal?-. Mira, estuviste muy bien y todo eso -prosiguió su amiga, acobardada por la mirada de Harry-, todo el mundo creyó que lo que hiciste fue fabuloso...

Annie y la Orden del Fénix Where stories live. Discover now