Thirty six

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MAIL

El lunes por la mañana entraron en el Gran Comedor para desayunar en el preciso instante en que llegaban las lechuzas con el correo. Hermione no era la única que esperaba con avidez su ejemplar de El Profeta: casi todos los estudiantes estaban ansiosos por saber más noticias sobre los mortífagos fugitivos, quienes todavía no habían sido detenidos, pese a que muchas personas aseguraban haberlos visto. Entregó un knut a la lechuza que le dio el periódico, y lo desplegó apresuradamente mientras Annie seguía con su comida.

Annie observó a la lechuza que se posó frente a Harry. Y de pronto, muchas lechuzas más estaban aterrizando frente a él.

-Hola amor -la chillona voz de Chang le taladraba los oídos a Annie. Harry sonrió y se dejó besar.

-¿Qué es todo ésto? -preguntó sentándose casi encima de Harry.

-Ni idea -respondió éste.

-¡Harry! -exclamó Hermione, que a continuación hundió las manos en la masa de plumas y levantó una lechuza que llevaba un paquete largo y cilíndrico-. Creo que sé lo que esto significa. ¡Abre ésta primero!

Harry retiró el envoltorio de papel de color marrón y encontró un ejemplar fuertemente enrollado del número de marzo de El Quisquilloso.

-¿Te gusta? -le preguntó Luna, que se había acercado a la mesa de
Gryffindor y se apretujaba en el banco entre Fred y Ron-. Salió ayer. Le pedí a mi padre que te enviara un ejemplar gratuito. Supongo que todo esto -añadió señalando las lechuzas, que seguían buscando un lugar frente a Harry- son cartas de los lectores.

-Lo que me imaginaba -dijo Hermione con entusiasmo-. Harry, ¿te importa si...?

-Tú misma -repuso él con expresión de desconcierto.

Cho tenía cara de desagrado total pero extendió su mano al montón de cartas.

-Luna.. -llamó Annie a la Ravenclaw- ¿cuánto cuesta la revista?

-Oh, no. Te la regalaré -dijo ella extendiéndosela.

-No, no. Te pagaré -insitió Annie.

Luna dejó la revista frente a ella y se alejó dando saltitos. Annie suspiró y la tomó.

HARRY POTTER HABLA POR FIN:
«TODA LA VERDAD SOBRE EL-QUE-NO-DEBE-SER-
NOMBRADO Y
LA NOCHE QUE LO VI REGRESAR»

Annie se sorprendió y se dispuso a leer el artículo. Hablaba de todo, absolutamente todo lo que pasó con Voldemort, y muy bien detallado que hasta Annie se lo pudo imaginar.

-Ésta es de un tipo que cree que estás como una cabra -dijo Ron mientras leía la carta que había cogido-. Ah, bueno...

-Esta mujer te recomienda que hagas un tratamiento de hechizos de choque en San Mungo -comentó Hermione, decepcionada, y arrugó su carta.

-Pues ésta no está mal -afirmó Harry despacio, leyendo por encima una larga carta de una bruja de Paisley-. ¡Eh, dice que me cree!

-Quién no te creería -dijo Cho empalagosamente besándolo.

-Éste está indeciso -terció Fred, que se había apuntado con entusiasmo a abrir cartas-. Dice que no cree que estés loco, pero que no le hace ninguna gracia pensar que Quien-vosotros-sabéis ha regresado y por eso ahora no sabe qué pensar. ¡Vaya, qué manera de malgastar el pergamino!

-¡A éste también lo has convencido, Harry! -exclamó Hermione, emocionada-. «Después de leer tu versión de la historia, he llegado a la conclusión de que El Profeta te ha tratado injustamente... Aunque no me guste pensar que El-que-no-debe-ser-nombrado ha regresado, no tengo más remedio
que aceptar que dices la verdad...» ¡Es fantástico!

Annie y la Orden del Fénix Where stories live. Discover now