Twenty nine

14.5K 1.1K 497
                                    

UMBRIDGE BEING A BITCH

Annie y Hermione volvieron de la cabaña de Hagrid temblando y con su ropa mojada por la nieve.

—¿Y bien? —les preguntó Ron, que levantó la cabeza al verlas llegar—. ¿Ya le han programado las clases?

—Lo intentamos —suspiró Annie quitándose su gorro y sentándose al lado de Harry. Hermione se sentó al lado de Ron.— No estaba en la cabaña cuando llegamos, y tuvimos que esperar.. provenía del bosque prohibido.

—Y no sabemos qué criatura tiene preparada —suspiró Hermione al ver la mirada de Harry.

El martes, los cuatro se encaminaron a la clase de Hagrid, suplicando porque todo vaya bien.

Sin embargo, no vieron a la suprema inquisidora cuando avanzaban trabajosamente por la nieve hacia la cabaña de Hagrid, que los esperaba de pie al inicio del bosque.

—¡Hoy vamos a trabajar aquí! —anunció alegremente a los alumnos que se le acercaban, señalando con la cabeza los oscuros árboles que tenía a su espalda—. ¡Estaremos un poco más resguardados! Además, ellos prefieren la oscuridad.

—¿Quién prefiere la oscuridad? —preguntó Malfoy ásperamente a Crabbe y a Goyle con un dejo de pánico en la voz—. ¿Quién ha dicho que prefiere la oscuridad? ¿Ustedes lo han oído?

Annie y Harry compartieron una mirada divertida, pues aún recordaban el primer año y a Malfoy en el bosque prohibido.

—¿Listos? —preguntó Hagrid festivamente mirando a sus estudiantes—. Muy bien, preparé una excursión al bosque para los de quinto año. Pensé que sería interesante que observaran a esas criaturas en su hábitat natural. Las criaturas que vamos a estudiar hoy son muy raras, creo que soy el único en toda Gran Bretaña que ha conseguido domesticarlas.

—¿Seguro que están domesticadas? —preguntó Malfoy, y el dejo de pánico en su voz se hizo más pronunciado—. Porque no sería la primera vez que nos trae bestias salvajes a la clase.

Los de Slytherin murmuraron en señal de adhesión, y unos cuantos
estudiantes de Gryffindor también parecían opinar que Malfoy tenía razón.

—Claro que están domesticadas —contestó Hagrid frunciendo el entrecejo y colocándose bien la vaca muerta sobre el hombro.

—Entonces, ¿qué le pasó en la cara? —inquirió Malfoy.

—¡Eso no es asunto tuyo! —respondió Hagrid con enojo—. Y ahora, si ya terminaron de hacerme preguntas estúpidas, ¡síganme!

Anduvieron por el bosque durante unos minutos. Annie observaba a sus compañeros que presentaban distinto grado de preocupación y temor.

Hagrid, con un gruñido, depositó la media vaca en el suelo, retrocedió y se dio vuelta para mirar a los alumnos, la mayoría de los cuales pasaban sigilosamente de un árbol a otro hacia donde estaba él, escudriñando nerviosos los alrededores como si fueran a atacarlos en cualquier momento.

—Agrúpense, agrúpense —les aconsejó Hagrid—. Bueno, el olor de la carne los atraerá, pero de todos modos voy a llamarlos porque les gusta saber que soy yo.

Se dio vuelta, movió la desgreñada cabeza para apartarse el cabello de la cara y dio un extraño y estridente grito que resonó entre los oscuros árboles como el reclamo de un pájaro monstruoso.

Hagrid siguió llamando durante un rato, hasta que sintió como Harry se destensaba a su lado. Annie tenía una ligera idea de lo que pasaba.

—¿Son los animales que viste, cierto? —preguntó en voz baja. Harry asintió sin mover la mirada, por lo que Annie suponía que los observaba.

Annie y la Orden del Fénix Where stories live. Discover now