Thirty

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HAPPY HARRY-CHRISTMAS!


—Amo a Dobby —dijo Annie riendo al observar la sala.

Dobby se había tomado la libertad de decorar la sala con motivo de las Navidades; y se dio cuenta de que lo había hecho el elfo porque a nadie más se le habría ocurrido colgar un centenar de adornos dorados del techo, cada uno de los cuales iba acompañado de una fotografía de la cara de Harry y la leyenda «¡FELICES HARRYNAVIDADES!»

—Sales muy guapo —alagó Annie haciendo sonrojar al ojiverde— Me quedaré con una.

Ayudó a Harry a descolgar los adornos. Cuando quitaron el último, la puerta se abrió, mostrando a Luna.

—¡Hola! —dijo distraídamente, y echó una ojeada a lo que quedaba de la decoración—. Qué adornos tan bonitos. ¿Los pusieron ustedes?

—No -contestó Harry-, fue Dobby, el elfo doméstico.

-Muérdago -comentó Luna en el mismo tono soñador, señalando un ramito lleno de bayas blancas que Harry tenía casi encima de la cabeza.

Harry sonrió maliciosamente a Annie y la atrajo, besándola. Luna se había propuesto a admirar las demás decoraciones.

-Qué aprovechado eres- dijo Annie cuando se separaron.

-Hay que darle el gusto a la tradición -respondió éste inocentemente.

Los demás estudiantes fueron llegando en pequeños grupos y se quedaban observando las bonitas decoraciones.

-Bueno -dijo Harry, y llamó a sus compañeros al orden-. He pensado que esta noche podríamos repasar lo que hemos hecho hasta ahora, porque ésta es la última reunión antes de las vacaciones, y no tiene sentido empezar nada nuevo antes de un descanso de tres semanas...

-¿No vamos a hacer nada nuevo? -preguntó Zacharias Smith en un
contrariado susurro, aunque lo bastante alto para que lo oyeran todos-. Si hubiera sabido, no habría venido.

-Es una lástima que Harry no te lo haya dicho antes -replicó Fred. Annie rió.

-Practicaremos de a dos -siguió-. Empezaremos con el embrujo obstaculizador durante diez minutos; luego nos sentaremos en los almohadones y volveremos a practicar los encantamientos aturdidores.

Los alumnos, obedientes, se agruparon de dos en dos; Annie volvió a emparejarse con Issa.

En la sala se escuchaban los hechizos que eran lanzados por los estudiantes. Issa había dominado muy bien muchos hechizos y Annie estaba orgullosa.

-Lo están haciendo muy bien -comentó, sonriente-. Cuando volvamos de las vacaciones, empezaremos a hacer cosas más serias; quizás el encantamiento Patronus.

Hubo un murmullo de emoción y luego la sala empezó a quedarse vacía; los estudiantes se marchaban en grupos de dos y de tres, como de costumbre, y al salir por la puerta deseaban a Harry feliz Navidad. Annie ayudó a Harry a recoger los almohadones animandamente. Las Fiestas la ponían de un humor excelente.

Annie observaba por el rabillo del ojo a Cho Chang, que estaba haciéndose la tonta observando hacia Harry, mientras su amiga esperaba impacientemente, por lo que Annie se hizo la tonta también acomodando los almohadones.

Al cabo de unos minutos, Ron y Hermione también se fueron, y cuando Cho tuvo claro que Annie no se iría, le lanzó una mirada de odio y se marchó de ahí junto a su amiga.

Harry observaba los detectores de tenebrismo atentamente, por lo que Annie se acercó a él, y lo abrazó por la espalda.

-Buena clase -alagó.

Annie y la Orden del Fénix Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum