13.- Compromisos peligrosos

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Apenas había pasado un día desde que a Owen y a mí nos habían llevado a la estación de policías y ya todo el maldito mundo en el instituto estaba enterado de que éramos presuntos responsables de un asesinato.

Debí esperarlo.

Juraba que había escuchado a varias personas murmurar que lo habíamos planeado juntos y que por eso lucia como un asesinato perfecto.

Confirmé que la gente tenía demasiada imaginación.

No había hablado con Owen desde aquel lunes y tampoco lo había visto demasiado pero sabía que la estaba pasando igual de mal que yo. No era fácil que te vieran en cada pasillo con miedo, y aunque eso no me molestaba, no era algo que estaba en mis planes. Desde el inicio había acordado con Ezio no llamar la atención de nadie que no fuera la de Owen pero me estaba dando cuenta de que no nos estaba funcionando mucho eso. O quizás no estábamos tomando las medidas necesarias. Solo sabía que tenía que pensar en algo pronto porque con tantos ojos sobre mí no me permitían avanzar.

—En unos días más nadie lo recordará —me dio ánimo Ezio mientras caminábamos a la salida del instituto.

Las clases ya habían finalizado.

—¿Acaso no has escuchado eso de "pueblo chico, infierno grande"? —lo cuestioné y alcé una ceja.

—No creo que este sea el caso.

Ezio abrió la puerta y salimos. Afuera había muchos estudiantes dispuestos a irse a casa pero varios chicos aún estaban parados junto a la puerta y su presencia no me daba la mejor impresión.

Pasamos junto a ellos en silencio pero cuando bajábamos las escaleras, alcancé a escuchar un murmuro para después ser acompañado por unas risillas

—Adiós, asesina.

Como era de esperarse, Ezio también escuchó al chico así que se detuvo de golpe al igual que yo. Noté como me miró por el rabillo del ojo, quizás estaba esperando que lo detuviera antes de que hiciera lo que tenía pensado pero la verdad era que no lo haría. Ya estaba harta de escuchar comentarios como esos y también estaba harta de dejar que los dijeran.

Ezio sonrió al notar mi decisión y se dio la media vuelta para encararlos.

—¿Cómo la llamaste? —la voz de Ezio se volvió más grave. Nada comparada a la que usaba cuando hablaba conmigo. Esa era divertida y, en ocasiones, un tanto tierna.

—Como lo que es —replicó el chico y yo me giré para observar la escena. Ezio ya estaba frente a él con una mirada retadora y una postura muy a la defensiva pero el chico no parecía inmutarse por ello. Supuse que se debía a que ahí estaban sus amigos y eso le daba un poco de valentía para plantarse así frente a mi hermano.

—Bueno, mientras no tengas pruebas de ello mejor cierra la boca. O mejor oblígame a hacerlo. Te apuesto a que lo disfrutaré bastante.

Bien, eso era todo.

—Ezio, vámonos —me acerqué a él y tomé su brazo para alejarlo del tipo. Al principio puso resistencia pero después dio unos pasos hacia atrás y comenzó a caminar conmigo—. No digas cosas como esas y menos como está la situación. Estoy en la boca de todos —le dije una vez que estuvimos lo suficientemente lejos para que ellos no nos escucharan.

Él no dijo nada, en cambio, me tomó del brazo y me obligó a detenerme. Ya estábamos en el estacionamiento y la mayoría de los autos, al igual que las personas, se habían marchado ya.

—No soporto que te digan cosas como esas— me tomó de las mejillas y me obligó a mirarlo—. Puedo arreglarlo. Tú sabes que puedo hacerlo.

Puse mis manos sobre las suyas y le di una sonrisa completamente sincera— Sé que puedes pero no te lo pediré. No podemos arriesgarnos tanto.

La maldición de Venus [✔]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang