40.- Larga vida (FINAL)

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Venus Nardi

Saqué la estaca de su corazón, salpicando mi vestido y cara en el proceso pero no me importó. Con mi mano temblorosa y libre, cerré sus ojos que se quedaron viendo fijamente los míos. No soportaba ver su mirada vacía, muerta...

Bien, el plan ya se había terminado, matar a Owen siempre fue el último paso.

Como ya le había dicho, yo no iba disfrutar asesinarlo, y así fue.

Las lágrimas caían abiertamente por mis mejillas y ni siquiera trataba de retenerlas.

La última vez que había llorado con tan intensidad fue cuando maté a mi padre, ni siquiera la muerte de Chiara que afectó tanto, pero la de él fue un caso completamente diferente.

Bacilio Nardi fue mi ejemplo a seguir durante siglos y matarlo con mis propias manos me destrozó de formas que no creí posible, al igual que con Owen.

Odiaba que las cosas terminaran así, odiaba el hecho de que tuve que arreglar las malas decisiones de Dacio cuando yo no tenía nada que ver con ellas. Cargué con una responsabilidad que no me correspondía y no me di cuenta hasta ese momento.

Un año atrás estaba deseando que llegara el día en que me deshiciera de Owen, de hecho, hasta unos días atrás lo seguía deseando, pero ya estando ahí, con su cuerpo inerte frente a mí no sentí paz y tampoco satisfacción. Hubiera deseado que existiera otra forma de proteger a toda mi familia del peligro en que nos ponía Owen, de verdad lo deseaba, pero la muerte siempre fue la única alternativa.

Debí saberlo.

Mi padre tampoco disfrutaba acabar con vidas pero lo hizo para protegernos, al igual que yo en esos momentos. Quizás, después de todo, yo era la única persona que podía cargar con esa responsabilidad, la única que no era débil, por eso él me había elegido.

Después de darle un beso en la mejilla a Owen, caminé a la puerta que estaba en la parte derecha del sótano, ahí era donde tenía a Donalle, la otra persona de la que me tenía que deshacer esa noche.

Cuando entré, ella estaba dormida en la silla donde la habían atado, el circulo para evitar que practicara magia estaba pintado en el suelo, las velas iluminaban el lugar al igual que en el sótano donde estaba Owen. Decidí que esa noche no hubiera electricidad porque al morir, Owen iba a hacer que se fuera, Donalle no podía hacer eso, solo yo y él, era por eso que afuera estaba lloviendo y caían truenos, pero aun así deseé que la electricidad se fuera por completo, no quería que los demás se enteraran de lo mucho que me había tardado al matar a Owen.

Tenía como cinco minutos en el sótano y Donalle no despertaba así que pateé su silla, ella se despertó, sobresaltada, cuando enfocó su vista, me miró con repulsión pero al notar mis lágrimas, mi maquillaje corrido y la sangre sobre mi rostro, su expresión cambió a una preocupada. Ella jamás me había visto llorar.

—Venus... lo hiciste.

—Y dolió tanto, Don, como cuando maté a nuestro padre.

Su expresión se contrajo. Uno de nuestros tantos inconvenientes para que nos lleváramos bien siempre había sido que maté a nuestro padre. Ella jamás me lo iba a perdonar a pesar de que papá habló con ella antes de hacerlo.

—¿Ahora entiendes a mamá?

Ella, por supuesto, estaba de acuerdo con la decisión de Chiara acerca de ocultar a Owen y permitir que fuera un ser sobrenatural fuera de control. Ese también era otro inconveniente entre nosotras.

—No hables como si ella hubiera hecho lo correcto, Donalle, ella nos traicionó.

—Owen no era un peligro, Dacio lo iba a controlar.

La maldición de Venus [✔]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang