34.- Devolviendo favores

117 9 0
                                    

Pasaron más de quince minutos y Owen aún no podía parar de llorar. Ambos estábamos empapados porque la lluvia tampoco había disminuido ni un poco, la sangre de nuestros cuerpos ya no estaba más al igual que tampoco había más sangre en la roca y el cuerpo de Ryan seguía en el mismo lugar.

Inerte.

No sabía qué hacer exactamente, o bueno, no sabía qué hacer con Owen porque con Ryan y la roca estaba claro que tenía que desaparecerlos, lo que, para alguien como yo, era pan comido, pero no quería moverme de ahí y dejar a Owen solo pues sabía que si intentaba llevármelo, no iba a ceder. Se veía bastante conmocionado aunque ya había dicho que lo había hecho por mí y esa era una gran excusa para decir que lo que había hecho estaba completamente justificado pero sabía que había algo más, algo mucho más grande que lo atormentaba, que lo hacía llorar; no tenía idea de cómo era que él creía que había matado a su padre ni bajo qué circunstancias lo hizo pero debió ser algo muy similar a lo que había pasado unos minutos atrás como para que siguiera ahí tirado.

Yo estaba desesperándome, no por verlo así sino porque no sabía qué hacer. Según Cira, cuando una persona se estaba derrumbando lo único que necesitabas hacer era sostenerlo, darle un abrazo lo suficientemente fuerte como para hacerle saber que aunque no fuera posible, estabas tratando de pegar sus pedazos. No se necesitaban palabras, caricias o alguna otra cosa, solo abrazarlo. Ya lo había hecho antes con Anna y Nolan pero ellos no habían estado tan destrozados como Owen lo estaba en esos momentos. Estaba asustada y no solía pasarme tan seguido. Cada vez que sucedía, me quedaba paralizada en mi lugar pero siempre me recomponía así que lo hice: me puse de pie con el agua escurriendo por todo mi cuerpo, me agaché frente a él y lo abracé con la presión necesaria, con la presión que él necesitaba para hacerle entender que todo estaba bien, que íbamos a salir de eso y que yo no estaba asustada, algo que ya había dicho pero sabía que él necesitaba una confirmación.

—¿Qué haré? Me mandarán a la cárcel —susurró en mi cuello después de unos minutos.

Me alejé y tomé su rostro entre mis manos. Sus ojos estaban enrojecidos e hinchados. Sentí terrible al verlo así.

—Absolutamente nadie te mandará a la cárcel. Yo me encargaré de esto, tú no te preocupes, solo necesito que mantengas la cabeza fría, ¿de acuerdo?

—¿Qué tratas de decir con que tú te encargarás de esto?

—Desapareceré el cuerpo.

Se separó de mí— No.

—No tenemos otra opción. No dejaré que te acusen de nada porque aunque lo hiciste para defenderme estoy segura que el sheriff no te va a creer. Es un idiota que está cegado por las ansias de querer hacer todo bien y no tomará en cuanta nuestra versión de lo que sucedió esta noche.

—No dejaré que te ensucies las manos por mí.

Trató de pararse, de alejarse y tenía la certeza que trataba de hacerlo para no volver jamás así que me senté sobre su regazo y lo obligué a verme de nuevo. Evadió mi mirada al principio pero finalmente cedió. Esperé con todas mis ganas a que notara la sinceridad en mis ojos a pesar de la oscuridad y la lluvia.

—Tú lo hiciste por mí —le di un corto beso—. Así es como funciona, ¿no? Haces cosas para que las personas que quieres estén bien. Tú lo hiciste y ahora me toca a mí recompensarte por ello.

—Tienes que entender que no fue un maldito accidente, Venus, lo asesiné con toda la intención. No planeaba detenerme, incluso cuando me gritaste, te escuché y no me detuve. Asesiné a Ryan porque así lo deseaba.

—Sé lo que pasó y nada de lo que me digas me hará cambiar de opinión. Lo arreglaré.

Owen tomó mi mano y depositó un pequeño beso en ella— Yo ayudaré. ¿Qué tenemos que hacer?

La maldición de Venus [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora