38.- Madea Blavatsky

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La historia de la maldición

Todo comenzó en el año de 1510 en un pequeño pueblo de Alaska llamado Whittier.

Aquellas épocas eran muy difíciles, la buena economía no les sonreí a todos los habitantes, además que era un pueblo muy decadente ya que había escases de todo debido a las constantes tormentas de nieve. Las personas que vivían ahí, en diferentes aldeas, se las arreglaban como podían, los líderes de cada una hacían lo posible por mantener a su gente viva, hacían lo que fuera porque todos estuvieran a salvo, no les importaba lo que tuvieran que hacer, lo más importante era su propia supervivencia.

Fue una noche muy fría de diciembre cuando todo comenzó; había una gran tormenta de nieve, una mucha más fuerte que cualquier otra que había caído en ese pueblo. La gente de una de las aldeas no estaban preparados para una noche tan fría, no había suficiente leña para quemar y ya era muy noche para salir a cortar, corrían el riesgo de morir, quedar enterrados entre la nieve, que algún animal los lastimara o que se perdieran, y eso era justo lo que no querían.

El mejor amigo del líder de la aldea, su mano derecha, el que proclamaba ser su hermano, aunque no de sangre, le comentó que ese mismo día por la mañana había visto a algunos hombres de la aldea más cercana cargar mucha leña, al parecer ellos estaban muy bien preparados para aquella noche y seguro les sobraba algo que pudieran darles. El líder al principio se negó pues conocía la historia de aquella aldea: se decía que la mujer que la lideraba era una bruja, una hechicera, que había llegado al pueblo justo después de la Inquisición, se decía que esa mujer había sido la única sobreviviente de todas las brujas que habían castigado en el fuego. El hombre creía en todo eso y estaba preocupado por lo que pudiera ocurrir, pero el amigo logró convencerlo usando como chantaje a su familia; el líder tenía una esposa y dos hijas hermosas, fuertes y capaces como él, pero eran muy pequeñas como para morir en aquellas circunstancias.

Finalmente, accedió, junto a los diez hombres más capaces de su aldea y salieron en busca de la leña sin decirles la verdad de a dónde iban a las mujeres.

Todos aquellos hombres sabían que las cosas no serían tan fáciles, nadie en esa época era tan bondadoso como para regalar leña sólo porque sí, ellos tendrían que robar, el mismo líder lo sabía y no le agradaba porque él no era un vil ladrón, era un hombre respetuoso y justo, no quería ser juzgado entre su gente por tomar aquella decisión, pero sabía que no tenía otra opción, era eso o morir.

Todos lo sabían.

Tuvieron que caminar más de cinco kilómetros para llegar a la aldea, era mucha distancia pero valía la pena.

Cuando llegaron no había nadie afuera de las pequeñas casas, tal parecía que todos estaban refugiándose del frío y eso estaba bien para ellos pues la mayoría de la leña estaba afuera en pequeñas pilas.

Pusieron manos a la obra y comenzaron a tomarla.

El líder y su mejor amigo fueron a la casa que se veía un poco más grande que las demás pues ahí había más leña, tomaron la que pudieron, la que su brazos entumidos pudieron soportar. Cuando se abastecieron, ambos se iban a retirar, pero la cabeza de un pequeño niño se asomó por la puerta e inmediatamente entró de nuevo. Corrían el riesgo de que el pequeño los delatara o que advirtiera a algún adulto de la presencia de aquellos hombre así que lo siguieron, pero cuando entraron no había rastro del pequeño, al parecer se había escondido. Queriendo apresurarse, se acercaron a la puerta nuevamente pero antes de salir un pequeño trozo de leña cayó en una de las lámparas de aceite que tenían sobre el suelo y un incendio se desató, la casa era completamente de madera y paja por lo que no fue difícil que el fuego se propagara al instante.

La maldición de Venus [✔]Where stories live. Discover now