Vaitiare vive para la perfección, hasta que su mundo se desmorona tras la llegada de un misterioso pelinegro, quien le hará experimentar sensaciones que nunca imaginó.
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Si ya viviste un cliché en carne propia, lo sabes.
Sabes cómo termina todo, c...
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"La vainilla y la menta no son una buena combinación"
Las cosas pasaron tan rápido la noche del sábado que el rumor de que Eduard había golpeado a casi muerte a un chico en el lugar del momento, se esparció a la velocidad de la luz.
—Tiare, ¿Es cierto que Eduard golpeo a aquel tipo porque intentó venderte éxtasis? —me pregunta un tipo que no reconozco.
Por Dios, ahora también hay una clase de teléfono malogrado.
—Claro que no. —respondo intentando no sonar borde.
El chico se fue maldiciendo.
¿Qué rayos con todos? ¿No tienen cosas más interesantes que hacer que preocuparse en nuestras vidas?
Bueno, solo no debo de pensar mucho en eso, es inicio de semana y esos cotilleos no pueden arruinar esta semana.
La semana de campeonato llego tan repentinamente rápido que me empiezo a preguntar si lo haremos bien, claro que no desconfió en los chicos del equipo pues son realmente buenos, pero ¿Qué pasa si alguna de nosotras falla?
No puedo recordar la última vez que nuestro equipo de animadoras perdió, porque nunca hubo una vez que el equipo se equivocara o perdiera.
Y ahora como capitana tengo todo sobre mi, no puedo permitirme ser la primera en hacer fallar a la escuela.
Salgo de mis pensamientos en cuanto me encuentro frente a mi casillero antes del segundo periodo.
Abro este con suma delicadeza y veo un papel doblado a la mitad desplomarse hasta caer en el suelo, me agacho y lo tomo.
"Léeme cuando estés sola"
Usualmente nadie suele escribirme cosas de este modo, solo a veces Eduard, pero esta letra no es de él y nunca me pondría eso en una nota o carta.
¿Para que alguien querría que leyera eso sola?
Me inquieta algo saber todo lo que está pasando últimamente, que Eduard no quiera decirme que es lo que pasó la noche del sábado y ahora añadámosle la misteriosa nota en mi casillero.
Vuelvo a sentirme vulnerable, bajo la mirada expectante de todo el mundo, me siento pequeña, muy pequeña, mantengo mi vista fija en mi casillero aun abierto y por un momento olvido lo que vine a hacer.
No vine por una nota que no sabía existía, claramente.
Oh, ya recuerdo porque vine.
Guardo el papel en mi bolso y me limito a dejar mis cosas del primer periodo y sacar mis libros y cuadernos del que sigue.
Aun con los nervios algo alterados, me tomo un poco de la puerta del casillero dispuesta a cerrarla.
—Vaitiare. —la voz de Lily me sobresalta haciendo que cierre mi casillero de golpe— Lo siento, no quería asustarte.
