Virtud

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"Dos mentiras y una verdad son suficientes para que las virtudes se vean corrompidas"

Me sentía miserable.

Me sentía malditamente miserable después de un par de horas de lo ocurrido.

Miserable y avergonzada por mi arranque de locura.

¿Cómo había podido dañar a mi hermana pequeña? ¿Cómo no podía sentirme culpable por dejarme llevar en un principio por mi odio? Verdaderamente no encontraba una respuesta entre mis desordenados pensamientos, una respuesta que me guiara a la paz interna.

Porque lo peor de la situación en su momento fue que todo lo que dijo Jasmine era cierto, pero me deje consumir en ese odio hacia la persona que destruyó nuestra familia.

Aunque en realidad y tal como él dijo, nuestras vidas ya estaban devastadas antes de que él siquiera apareciera.

Hyder me espera tras la puerta del cuarto de baño en mi habitación, después de quedarme dormida sobre mi cama durante cuatro horas me siento avergonzada por los sucesos de hace unas horas. A pesar de ello, él solo se ha limitado a mantener silencio y a mostrarse indiferente ante mi actitud, haciéndome saber que no debo de sentir vergüenza frente a él.

Sin embargo, no pude evitar escapar hacia el baño cuando mis parpados comenzaron a abrirse y me di cuenta de que él seguía ahí, observándome ocasionalmente.

Tomo valor y salgo con tranquilidad a través de la puerta, Hyder levanta la vista de su teléfono y me dedica una mirada cómplice.

Me quedo sin nada que decir, entro en un ligero pánico. No sé si pedirle amablemente que se vaya, que muchas gracias por su ayudad, peor ya tiene que irse o decirle que se quede y que siga ayudándome con mis alocados problemas.

—¿Estás mal del estómago o solo estabas evitando verme? —pregunta sacándome del trance, una divertida sonrisa se forma en su rostro y me contagia su gracia.

Se encuentra al borde de la cama con la pequeña gatita sobre sus piernas, la blanca bola de pelos, lucha por mantenerse de pie, pero termina cediendo ante las caricias de Hyder. Una increíble ternura se deposita en mi pecho y tengo deseos de tomar una fotografía del momento.

Cierro la puerta del baño tras de mí y junto a una mueca, doy cortos pasos hasta parar a una considerable distancia de él.

—Estoy mal —miento para que no haga más preguntas, pero él sabe cuándo no hablo con la verdad y extiende se sonrisa mientras muerde ligeramente su labio inferior. Ruedo los ojos con gracia y tras un suspiro, admito: —. Estaba evitándote.

—¿Te sientes mejor?

Asiento con la cabeza, corta de palabras, pero él quiere oír más y alza una ceja lleno de curiosidad.

—Sí, yo... —tengo que parra para poder tragar saliva y pensar en las palabras adecuadas para una disculpa—... yo lamento que tuvieras que presenciar esa escena. Gracias por siempre sacarme de líos.

Hyder deja a la gata sin nombre sobre la cama y se pone de pie para camina a largos, pero cortos pasos hasta mí. Se detiene a pocos centímetros, acortando el espacio personal que tenía para poder respirar con tranquilidad.

Ahora con él a una corta distancia, mi pulso se altera y la sangre no llega a mi cerebro para poder pensar con claridad.

—No tienes que pedir perdón, no conmigo, ma petite vanille —susurra, como si estuviese contándome un secreto.

Ignoro todo lo que dijo y solo me centro en las últimas tres palabras que pronuncia, solo me centro en esa palabra.

Mi corazón deja de bombear sangre con rapidez, siento como si dejara de latir por un corto segundo para después volver con intensidad a golpear en mi pecho a la vez que siento como la sangre llena mis mejillas del característico tono carmesí que me invade en los momentos donde mis sentimientos son más grandes que mi cuerpo.

Never (#1)Where stories live. Discover now