Vaitiare vive para la perfección, hasta que su mundo se desmorona tras la llegada de un misterioso pelinegro, quien le hará experimentar sensaciones que nunca imaginó.
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Si ya viviste un cliché en carne propia, lo sabes.
Sabes cómo termina todo, c...
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"La perfección te puede costar una vida imperfecta"
Estoy completamente segura que estoy soñando cuando veo como la sombra de Hyder se aleja por el rabillo de mis ojos.
Oigo voces lejanas, conversan tranquilamente en cuanto abro con sumo cuidado los parpados.
Reconozco las blancas paredes de mi habitación en cuanto despierto, giro mi cabeza lentamente con los parpados pesados y encuentro a Eduard y Jasmine en primer plano conversando entre susurros en mi habitación, suelto algunos quejidos al intentar ponerme en una posición mucho más cómoda y es cuando dejan de conversar y se dan cuenta de que ya desperté.
No puede ser posible que lo arruinara.
Meses de entrenamiento, tardes agotadoras para todas las del equipo, confiaron en mí y yo arruiné todo.
—Tiare, al fin despiertas. —la voz de Jasmine me saca de mis pensamientos.
—Llevas desmayada una hora. —dice Eduard acercándose a la cama.
Se sienta y toma mi mano con delicadeza, hace pequeños círculos con su dedo sobre el dorso de mi mano.
Suspiro y lo miro directamente.
—Cariño, no fue tu culpa ¿Si? Estabas bajo mucha presión. —murmura comprensivo aun sosteniendo mi mano.
—Pero yo les falle. —susurro y siento un nudo formase en mi garganta.
—No llores, cariño. —lleva mi mano hasta su boca y deposita un beso sobre esta, mi corazón da un brinco.
—Pero lo arruiné. —digo y mis ojos se llenan de lágrimas al instante— Ellas querrán matarme.
—No, en realidad, están muy preocupadas. —suelta en un suspiro inesperado Jasmine— Igual que todo el mundo.
Creo haber visto que rodaba los ojos, pero quizás solo fue parte de mi imaginación.
— ¿No están enojadas? —pregunto con un atisbo de esperanza.
—No, están abajo esperando a que despiertes. —susurra muy cerca Hyder.
Abro los ojos con exageración y quito las sabanas de mi cuerpo, me levanto rápidamente, pero algo no anda bien, caigo tan rápido como me paré.
Siento un agudo dolor en mi tobillo izquierdo y lo tomo entre mis manos.
No lo había notado hasta ese momento, pero una venda recubría mi tobillo.
—¿Q-qué me paso? —chillo asustada.
Eduard reacciona cargándome de vuelta hacia la cama.
Me quedo consternada, no, no es posible que me haya fracturado el tobillo, no fue una gran caída.
