Negación

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"Excusa las certezas y solo obtendrás desconsuelo"

Los siguientes sucesos de la noche resultaron algo confusos para mi mente embriagada en dudas y algo de alcohol.

Louis, quien se había ofrecido para ser mi carnada el día de hoy, desapareció entre las personas después de intercambiar constantes miradas con una linda pelirroja al otro lado del salón, por lo que, después de bailar un poco más completamente sola, me dirijo hacia la barra.

El lugar se encuentra algo más lleno y los pedidos tienen a Josh algo saturado, espero pacientemente a que llegue y pueda venderme una botella de agua para calmar mis nervios y mi interminable sed después del exhaustivo espectáculo que hemos causado ahí.

Doy vuelta sobre la silla alta y sin pensarlo, busco con la mirada a Hyder y su acompañante esta madrugada, pero no los encuentro por ningún lugar, mi inquietud crece y no puedo evitar dirigir mis ojos hacia el salón al que solo entran las personas que requieren algo de privacidad para sus fortuitos besos de una sola noche. Mantengo mi vista fija en la puerta, espero algún movimiento en la roja madera que indica la entrada a "pecado", espero a que salga o ingrese alguien, pero pasan los minutos y no ocurre nada.

—¿A quién buscas? —la ronca voz del mismísimo infierno me sobresalta, volteo sobre el taburete para encararlo.

No hay pelinegra junto a él, ni rastro alguno que me indique si se encontraba en el salón del pecado.

—A nadie —miento, intentando sonar creíble.

Suelto algo de aire entre labios, aliviada.

Vuelvo hacia la barra con algo de mayor confianza que antes, espero en silencio, sin dirigirle la mirada a él ni a nadie, hasta que Josh llega y rompe la desagradable tensión que yo misma generé.

Pasamos las horas entre miradas a poca distancia el uno del otro, después a un mar de gente de espacio y finalmente a una estrecha diferencia entre las personas en la zona de baile. Mientras ambos nos movemos al son de las melodías, sin tocarnos por casualidad, pero sin romper la invisible conexión magnética que nos mantiene atraídos cuál a un par de imanes.

Él negativo, yo positivo.

O él positivo, yo negativo.

No pude saberlo en una sola noche, nuestras polaridades estaban en un testarudo cambio, pero nuestra fascinación el uno por el otro era una constante imposible de quebrar.

Aunque de algo sí estaba segura, desde el momento en que mi agrietado corazón decidió acelerarse ante el simple toque de sus cálidos dedos contra mi mejilla, supe que no había marcha atrás.

Sucumbí hasta el más profundo de los precipicios antes de lo que mi ingenua mente pensó.

Hyder no era solo sexo para mí y tarde mucho en darme cuenta, tenía que salir de ahí si no quería salir lastimada, pero nuevamente mi ausencia de compañía me empujó a romper mi trato mental de unos minutos con mi tozuda cabeza inmadura.

Mi razón me abandonó por completo y lo supe cuando rompí otra de las imaginarias reglas interpuestas en esta extraña relación.

Me aproximo a tomar mis botines con tacón al otro lado de la habitación mientras con una mano me arreglo el desastre que tengo en la cabeza y con la otra tomo mi teléfono, me aseguro de no hacer ninguna clase de ruido y termino por ponerme los zapatos con la mayor rapidez que me puedo permitir.

Suelto un ligero suspiro al comprobar que no he logrado que mi ruido lo despierte, lo veo moverse un poco, el brazo que estaba enrollado en mi desnuda cintura hace unos minutos, busca sobre la vacía cama hasta que se conforma con tomar la blanca almohada junto a él con firmeza, observo su marcada espalda contraerse y volver a su estado relajado a la par que se remueve ligeramente. Camino de puntillas, no genero más caos y salgo antes de que despierte.

Never (#1)Where stories live. Discover now