Vaitiare vive para la perfección, hasta que su mundo se desmorona tras la llegada de un misterioso pelinegro, quien le hará experimentar sensaciones que nunca imaginó.
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Si ya viviste un cliché en carne propia, lo sabes.
Sabes cómo termina todo, c...
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"Mantén cerca a tus enemigos, pero aún más cerca a tus amigos"
La semana ha transcurrido con una lentitud desesperante, la falta de eventos trascendentales en mí día a día me ha estado carcomiendo viva.
Las noche de llantos e incertidumbre por mi parte se han vuelto algo habitual; despertar con la vista adolorida y cansada, ir a la preparatoria y tener que soportar las miradas de desaprobación de quienes se creen dueños de la vedad, volver a casa con desgano y encerrarme en mi habitación es pan de cada día.
A la hora del almuerzo me excuso diciendo que tengo que ir a la biblioteca, pero la verdad es que aún ahí hay muchas personas cotillas que no tienen nada mejor que hacer, así que prefiero ir a encerrarme en los baños.
Que ridículamente cobarde que soy.
Mis amigas no hacen preguntas, ellas saben que en algún momento seré yo quien les cuente todo, aunque eso ya no sea cierto del todo porque ya no puedo confiar en ellas.
No he vuelto a saber de Hyder en estos días y tampoco del desconocido que estaba constantemente molestando mi tranquilidad, ni un solo mensaje o nota misteriosa ha llegado a mí y eso me inquieta a cada segundo.
Ni una sola noticia de que me pasó en el juego contra Derry y eso hace que me sienta más culpable a cada minuto por no contarle la verdad a mamá, aunque ella se haya ido de viaje de emergencia nuevamente.
Mi padre tampoco pasa mucho tiempo en casa al igual que Jasmine, no sé si ella se encuentre aún con Eduard, pero por las miradas de triunfo de parte de él, puedo suponer un par de cosas.
—Vaitiare. —la voz de Alice me saca de mis pensamientos.
Volteo sobre mí para verle, pero no digo nada.
— ¿En dónde está tu mente? —pregunta con incertidumbre.
Suelto un suspiro y con la voz desganada le respondo.
—Aún no tengo una coreografía terminada para mi admisión a la universidad. —miento.
Alice no dice nada por unos segundos y me observa con lastima junto a Cloe.
—Demonios, Alice dijimos que hablaríamos con ella sobre lo que ha estado pasando. —dice en un regaño Cloe.
Mis sentidos se ponen alerta en cuanto escucho las palabras de Cloe, el rostro de Alice se contrae con pesar y vuelve su vista hacia Cloe.
— ¿De qué quieren hablar? —pregunto con presura, sin darles oportunidad a desviar la conversación.
Ellas comparten un par de miradas de angustia y regresan a mirarme, alzo una ceja en busca de una respuesta y cruzo mis brazos sobre mi pecho.
