Segundos

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"Un solo segundo basta para que la confianza caiga hecha pedazos"

Camino por la escuela, perdida entre las personas, desde hace dos día solo puedo caminar entre la gente completamente desorientada y con la mirada apagada.

Mi aliento por seguir con normalidad mi vida se vio afectado después de que saliera por su puerta el miércoles, después de que esperara durante más tiempo del que debería a que saliera y me estrechara entre sus brazos, hasta una simple llamada a mi teléfono bastaba para que regresara a él como una tonta perdida.

No sucedió y me empiezo a resignar a que en algún momento pase.

—¡Tiare! —la voz de Lily me permite levantar la mirada del suelo por unos segundos.

Ella corre con una enorme sonrisa y un aura repleto de energía hacia mí, todo lo contrario a lo que me ocurre en estos últimos días.

Llega hasta mí, agitada y sin quitar la sonrisa de su rostro.

—¿Por qué tan feliz? —pregunto con la voz apagada y a la espera de que solo traiga buenas noticias.

—Tú eres la única amargada aquí, Vaitiare —menciona divertida con respecto a mis expresiones neutrales—. Tengo algo para ti.

Alzo las cejas en sorpresa y no puedo evitar llenarme de ansia por saber a qué se refiere, pero no permitiré que lo sepa.

—Ya pasó mi cumpleaños.

Rueda los ojos ante mi comentario y puedo dejar que una corta risa fluya de mi interior.

Hace caso omiso y me extiende la carpeta azul que trae en sus manos, llena de confusión, tomo el objeto y de inmediato lo entiendo.

La parte transparente de la carpeta, me permite ver unos papeles que se encuentran dentro y dejan a la vista el nombre que tanto he estado evitando ver ultimadamente, pego el portafolio a mi pecho, para no seguir viendo el objeto.

—Hay algo curioso... —menciona Lily frente a mí, fijo mi vista en su rostro y sus expresiones que reflejan confusión.

—Lily, no quiero ser grosera, pero... —interrumpo sus palabras de inmediato—... el lunes te dije que no necesitaba su expediente criminal, le creo.

Así como también creo en que nunca me amará y a la vez creo que podría amarme.

—Escúchame —exclama y abre los ojos con exageración—, no hay nada en su historial criminal.

La oigo hablar con preocupación y ciertamente tiene razón para estarlo, su hoja de delitos debería de tener la demanda de Eduard, no estar simplemente vacío.

—Bueno, Eduard retiro la denuncia. —me tranquilizo a mí misma con esas palabras y miro en su dirección, anhelando que me dé la razón y que no tengamos que alarmarnos más—. Se supone que deben de borrarlo de su expediente, ¿no?

Más que una afirmación, parece una suplica.

—No, queda en el historial, a pesar de quitar los cargos debería de continuar en esos papeles.

—Pero Eduard pude haber hecho que borren el antecedente —digo en un susurro, intentando convencerme a mí misma que eso haya sido posible.

—Él no haría eso por Hyder. —niega con la cabeza y yo no puedo encontrar alguna otra explicación para los nulos cargos en su contra—. Tal vez nunca lo demandó realmente y solo quiso hacerlos asustar.

Asiento con la cabeza, prefiriendo oír una excusa creíble antes que en la irrefutable verdad.

—Sí, debe de ser eso —comento en voz baja y agacho la cabeza hacia la carpeta, la extiendo en su dirección—. No es por ser malagradecida, pero prefiero que te lo quedes tú.

Never (#1)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon