Foi

787 58 17
                                    


"La fe mueve montañas, pero ¿qué mueve a la fe?"

El misterioso lugar al que nos llevaba Hyder manejando como un demente no resulta ser menos que una clínica privada a unas cuantas calles de su departamento, él no dice nada en el camino y yo no pregunto nada en comprensión ante su silencio.

Bajo tras él después de que golpea la puerta del conductor y lo sigo por el estacionamiento en un sepulcral silencio, llegamos a las puertas del ascensor y con el mismo silencio ingresamos, Hyder presiona con rapidez el botón que indica la planta número nueve y el elevador comienza a ascender.

Observo la perdida mirada de Hyder mirar la puerta metálica frente a nosotros y agradezco internamente que mi boca no actúe sin pensar en estos momentos.

¿Qué hacemos en un hospital?

Claramente la inquietud de Hyder se debe a alguna emergencia de alguien cercano a él, pero aún no logro explicarme a quien, no es como si lo conociese bien, pero tengo entendido que no tiene a nadie más que a él en realidad.

Recorro con mis ojos parte de su cuerpo hasta llegar a sus temblorosos dedos que danzan con impaciencia hasta que el botón del elevador anuncia nuestro destino, salgo del ascensor tras el como un silencioso fantasma. Sus largas piernas caminan deprisa mientras que yo intento seguirle el paso con mis piernas de regular tamaño al punto de parecer que corro tras él.

—Hyder. —una voz femenina llama su atención en cuanto nos encontramos en el largo pasillo blanco con olor a esterilización.

Para los pasos de inmediato y yo sigo su acción hasta que aparece por el otro pasillo una enfermera de mediana edad con el cabello oscuro y de contextura gruesa, trae un portafolio en brazos y se acerca a largos pasos hasta Hyder.

— ¿Cómo está? —pregunta él de inmediato.

—Ya pararon las convulsiones, pero tendrás que esperar un par de horas mientras los médicos le siguen realizando algunos estudios. —Hyder y yo escuchamos con atención lo que la enfermera tiene que decir.

Ambos caminan a cortos pasos por el blanco pasillo mientras las pocas personas comienzan a parecer alrededor, doy cortos pasos detrás siguiendo su ritmo hasta que llegan a la pequeña recepción del piso en donde la enfermera le pide a Hyder que firme algunos papeles de autorización.

— ¿En cuánto podré verla? —Hyder cuestiona a la enfermera con preocupación.

Nunca antes había escuchado ese color de voz en Hyder y me sorprendo mientras me mantengo a una cierta distancia para no importunar, veo a Hyder tensar los músculos de su cuerpo y puedo distinguir un tono de tristeza en sus oscuros ojos.

Noto la preocupación por una ella y comprendo todo, la ropa y su hermana, ella está aquí.

—Te mantendré informado. —comunica la enfermera y sale de la parte posterior del mostrador.

—No di mi autorización para que le inyecten esa mierda de nuevo, Jess, espero que no sea necesario. —dice Hyder con tono de severidad en dirección a la enfermera.

—No será necesario, Hyder. —la enfermera gira hacia él y suelta un pesado suspiro— Están regulando sus signos vitales, te avisaré en cuanto puedas entrar.

La enfermera desaparece por uno de los pasillos a largos pasos y solo quedamos nosotros junto a algunos médicos que corren con desesperación, escucho como Hyder suelta un resoplido y todo en mi interior se llena de transparente compasión.

— ¿Cómo te sientes? —me atrevo a preguntar a causa de la creciente preocupación que aparece en mí.

Hyder, quien hasta ahora me daba la espalda, voltea con el rostro completamente vacío y sin expresión alguna que me indique como se encuentra por lo ocurrido. Una corta corriente de incomodidad invade el lugar y algunos escalofríos quieres colarse por mi cuerpo, su mirada esmeralda me transmite intranquilidad y puedo notar como algunas venitas rojas de ira se aproximan por sus cristalinos ojos.

Never (#1)Where stories live. Discover now