Capítulo 1

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A las 7 en punto de la mañana, el vecino sintonizaba las noticias de Yuanjian en una televisión de baja calidad. El volumen era lo suficientemente alto para que penetrara en la casa de He An. He An estaba cortando papas en la cocina, planeaba guisar una olla de sopa de solomillo para calentarse. Sus movimientos eran cuidadosos: doblaba ligeramente la cintura y arqueaba la espalda para que su abultado vientre no rozara la tabla de cortar.

Justo en ese momento, comenzaron a tocar la puerta de la entrada desesperadamente. ¡POP! ¡POP! ¡POP! Seguían golpeando la puerta de metal con mucha fuerza, como era una puerta vieja, la pintura, rojo óxido, cayó como polvo al suelo. El visitante parecía haber perdido toda la paciencia y comenzó a girar la perilla. La perilla era muy débil y crujía con cada movimiento, parecía que estuviera a punto de romperse.

He An entró en pánico, hizo un movimiento brusco con la mano por la sorpresa y la mitad de la papa que hacía unos segundos estaba cortando cayó al suelo y rodo una gran distancia. ¡Era él! ¿Cómo era posible que viniera hoy? Ya había pasado medio año desde la última vez que lo había visto. Pensó que nunca lo volvería a ver y que ya no perturbaría su vida nunca más.

La casa que rentaba era muy pequeña, la "cocina" era solo una estufa colocada en un rincón de un estrecho pasillo al lado de la puerta. Por lo tanto, el sonido de los golpes se escuchaba mucho más fuerte. El sonido de los golpes de la puerta más la ruidosa televisión del vecino, lograron que a He An tuviera un dolor de cabeza.

Después del susto inicial, se dio la vuelta hacia la puerta y extendió la mano. El seguro de esta se encontraba no muy lejos de su mano y se abriría con un ligero tirón, pero su mano se quedó en el aire durante mucho tiempo, no se atrevía a moverse. Al final, la dejó caer y se tocó el abdomen bajo que estaba cubierto por el delantal.

Sabía lo que ese hombre le haría cuando entrara por esa puerta, antes era capaz de soportarlo, pero ahora... ahora ya no estaba solo. La última vez que esa persona había estado aquí, había dejado su semilla en el cuerpo de He An. Desde que se enteró, había estado cuidando ese retoño meticulosamente, como si estuviera tratando con una frágil botella de cristal. Vivía cuidadosamente todos los días. Ya habían pasado 6 meses desde que él se había ido, su viejo delantal, que se encontraba suelto, ya no podía ocultar el gran bulto.

Pero estaba seguro que en cuanto abriera la puerta, su hijo saldría lastimado. ¡No! Definitivamente ambos saldrían lastimados.

Mientras él aún dudaba, la persona en la puerta se había cansado de golpearla con la mano, ahora la estaba pateando. Lo hacía de una manera tan desesperada que pareciera que lo hacía para poder tirar la puerta. El fuerte ruido hizo que el vecino de la televisión, se sintiera molesto así que decidió asomarse y gritó

— ¿Planes demoler el edificio?

Sus vecinos suelen tener mal genio. Temía que si esta situación continuará, ambos se enfrascaran en una pelea. Por lo que no tuvo más remedio que abrir la puerta para dejar entrar al indeseable visitante. Cuando abrió la puerta, se giró hacia donde estaba su vecino y le sonrió avergonzado

— ¡Lo siento! Mi amigo está borracho, su mente no está clara. Normalmente no es así, no quisimos molestar... ¡ah!

Antes de que pudiera terminar su oración, fue agarrado por el cuello fuertemente. El visitante cerró la puerta de un golpe detrás de ellos y lo arrastró hasta la habitación. El baño tenía una pequeña gotera, por lo tanto el piso del cuarto estaba un poco húmedo y resbaladizo. He An, pisó mal y perdió su centro de gravedad. El hombre ni siquiera se molestó en mirar atrás, agarró a He An del brazo y lo arrojó a la cama individual.

He An no se lo esperaba, por lo que cayó de espaldas y se golpeó con el respaldo de la cama, rasgando la sabana a la mitad. Las esquinas de las sabanas, estaban originalmente guardadas debajo del colchón pero con el violento movimiento se salieron y cubrieron a He An. El hombre estaba parado a los pies de la cama mirándolo. Tenía los ojos empañados, la respiración agitada, su cara sin expresión alguna y era obvio que no se encontraba en sus cinco sentidos. Pero lo extraño de todo es que no olía a alcohol, más bien, su olor era de tabaco.

Perfect Match (ABO)Where stories live. Discover now