ARIEL

8.3K 756 169
                                    

.Capítulo 1.

Sirvo la última cerveza a uno de los muchos borrachos que frecuentan esta caverna

Ups! Gambar ini tidak mengikuti Pedoman Konten kami. Untuk melanjutkan publikasi, hapuslah gambar ini atau unggah gambar lain.

Sirvo la última cerveza a uno de los muchos borrachos que frecuentan esta caverna. Dejo la cerveza sobre la mesa del viejo gordo maloliente y barbudo que me mira como si fuera una maravilla jamás vista. Murmuro un pequeño "Que le aproveche " y decido retirarme, pero en el momento en que me doy la vuelta y doy tan solo un paso siento como una mano grotesca me golpea intencionalmente y con muchas ganas el trasero causando en mi un brinco en mi sitio por el susto y la sorpresa.

Me volteo lentamente con bandeja en mano queriendo estar cara a cara con el pervertido que me acaba de tocar para partirle la madre con la bandeja y si puedo con la mesa y silla de al lado nuestra

–Vamos hermosa, te daré 20 monedas de oro ¿Que me dices?–Me dice el viejo barbudo asqueroso mirándome morboso y con un deje juguetón.

¿Hermosa? ¿En serio? ¡No soy una chica!

–Mira maldito hijo de tu puta madre, tu me vuelves a tocar y yo te parto la bandeja en la ca...–No termino de hablar cuando una mano se posa sobre mi boca y otra sobre mi cadera para luego arrastrarme lejos de ahí.

Una vez el desconocido me suelta me volteo a verle con el enojo haciéndose ver en mi cara por mis cejas fruncidas, mis labios en una fina línea recta y mi rostro totalmente rojo.

Gabriel, o como lo llamo yo: Gabi. Mi mejor amigo y el único que me entiende.

–¿Otra vez?–Me pregunta divertido.

–Empezó él.–Me quejo cruzandome de brazos.

Este ríe mientras se acerca de más a mi para luego separar mis brazos y abrazarme.

–Te he dicho mil veces que te vayas del pueblo... yo me iría contigo. –Me susurra él.

Y es verdad, muchas veces el me ha sugerido que me fuera con él y yo me he negado por la siguiente razón:

–No puedo dejar sola a mi abuela. –Le recuerdo.

–Nos la llevamos. –Dice como si nada.

–No soportaría un viaje tan largo.–Digo

Mi abuela padece una enfermedad la cual los doctores de este pobre pueblo desconocen, solo nos mandan a comprar medicinas y listo, pero no ayudan en nada.

–Entonces cambia de trabajo...–Dice al separarse de mi para mirarme fijamente a los ojos.

–En este pueblo de mierda no hay oficios que valgan la pena, al menos aquí me basta para las medicinas, comida y alquiler de la casa.–Digo soltando un suspiro.

- ¿Estás dispuesto a seguir soportando que todos estos asquerosos hombres se sobrepasen contigo?- Pregunta y su voz esta vez irradia enfado.

- Soy un hombre, me sé defender. Además se sobrepasan por que me confunden con una mujer, si vieran lo que tengo entre las piernas se asustarian.- Digo y río, consiguiendo que este ría negando con la cabeza.

- Estás loco.- Me dice mientras desbarata mi pelo entre risas.

- Es verdad, en este pueblo anticuado, en el que todo es mal visto ningún hombre se acostaría con otro hombre.- Me sincero quitándole importancia al asunto.

- ¿ Quien dice que no?- Pregunta guiñandome un ojo causando de vuelta mi risa.

- Bueno, adiós Don Juan, me voy ya a casa.- Digo mientras me alejo agitando la mano en forma de despido.

...

Entro a mi casa y como de costumbre mi perro, Cuervo, es quien me recibe con ladridos y brincos.

Sí, un animal al que han llamado con el nombre de otro animal, pero es que no se me ocurría otro nombre ya que el es tan negro como un cuervo pues así
he querido llamarlo.

- Abu, llegué...- Digo entrando a la sala donde lo primero que veo es a mi abuela acostada en el sofá tejiendo.

- Hola Ariel, ¿Que tal te fue hoy? - Me pregunta.

- Súper bien.- Miento.

- Me alegro, ¿Y qué tal Gabriel? Hace tiempo no veo a ese muchacho.- Dice.

Muchas veces he traído aquí a Gabriel, mi abuela, Nancy, lo quiere mucho tanto es así que cuando el viene le ofrece su platito de galletitas y todo, ¡Mis galletitas!

- El muy bien también abue.

Me acerco a ella y beso su frente.

- Me iré a dormir abue, te quiero.

- Descansa, cariño.

Esta casa se basa en dos cuartos, una cocina, un baño y un pequeño comedor que de por sí llamo sala. Es pequeña pero acogedora.

Entro a mi cuarto y me deshago de mi ropa y al quedar tan solo en calzoncillos me tiro en mi cama.

Mañana será un nuevo día, nuevo pero idéntico a los otros: despierto, me visto, desayuno, voy al trabajo, peleo con pervertidos, salgo del trabajo queriendome morir, llego a casa, saludo a mi amada abuela y me voy a dormir, así siempre.

Podría ahorrarme unas cuantas cosas si no fuera por este horrible nombre y esta estúpida apariencia.

Diosito dime, ¿Por qué maldito coño no me podías dar una altura ejemplar, una espalda ancha, unas piernas fuertes y gruesas, unos brazos grandes, etc.? Pero noo, Diosito me tenía que dar una altura para nada respetable siendo un chico, un físico delgado y sin nada de fuerza comparada a los chicos de aquí, que de una os digo: incluso me cuesta levantar una garrafa de butano solo, ¡Siendo un chico! Que vergüenza.

Quisiera ser más varonil...

¡Diosito al menos dame abdominales que sean visibles! ¡O pectorales definidos!

EN LA PALMA DE SU MANO {COMPLETA}Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang