EL PESO DE SU MIRADA

3.5K 421 103
                                    

.Capítulo 24.

1 Semana más tarde

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

1 Semana más tarde.

Desde que Gabi llegó le he estado ignorando y evitando a ver si así pilla ya la indirecta, o más bien la muy directa indirecta que le estoy haciendo, pero no, el chaval no hace más que sonreirme dulcemente haciendo que mi corazón se ablande y no pueda tan siquiera mantenerle la mirada.

Cada día que pasa es un suplicio para mi.

Y Cintia, la maldita Cintia que no deja de hablarme del "guapísimo soldado" del que está a mi cuidado. Hasta ella se debería dar cuenta que me incomoda el simple hecho de hablar de Gabi y sobretodo en su presencia ya que parece ser que a Cintia le encanta el hecho de hablar de el ¡En su presencia! Y eso causa en mi múltiples sonrojos a causa de la vergüenza.

Y por ahora aquí nos encontramos, en el enorme comedor, almorzando. Cintia se encuentra a un lado mío supervisando que esté comiéndome hasta las verduras, cosa que no le queda fé y Gabi se encuentra tras mi silla, "vigilandome ". Cabe decir que los demás soldados al cuidado de las demás también se encuentran al lado de las ladys a las que cuidan.

— ¿Has oído que su majestad va a venir a vernos de nuevo? — Pregunta una emocionada.

¿En serio? Que ganas de joder las de este hombre.

— ¡Si!— Exclama otra igual de emocionada lo que causa en mi una mirada de "cortad ya las dos, me estáis dando asco".

Sigo comiendo tratando de ignorarlas ya que si las sigo escuchando creo que me va a dar algo. Pero precisamente Charlotte dice algo que llama mucho mi atención:

— Antes de ayer su majestad me mandó buscar, para que me llevaran a su castillo donde halagó mi belleza y mi estatus. — Dice ella sonriente y con un tono sonrojado en las mejillas.— Anoche volví a ser suya.

Podría jurar que una vez terminó de hablar sus ojos quedaron puestos en los míos ¿Esperaba en mi una reacción? Pos no bonita, me has dado justo en donde me vale verga.

— Y no chicas,  ya no esperéis más de él. — Sigue hablando ella. ¿Él? ¿Ahora ya no es "su majestad"? — Parece ser que yo soy la única más cercana a ser su reina y más tarde la madre de sus hijos.

Lo dice con tal orgullo y con total credulidad que hasta a mi me causa gracia al oír tal chiste, causando que me ría sin querer a carcajada sonora llamando tanto si atención como la de las demás.

— Que bueno ese chiste ¿Nos cuentas otro?— Le pregunto una vez cesa mi risa mientras que con el pulgar borro el indicio de una lágrima que cayó a causa de la gracia.

EN LA PALMA DE SU MANO {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora