Desde mi niñez recuerdo cómo siempre había gente, ya sean niños o adultos que se metían conmigo por mi nombre: Ariel. Me echaban en cara que era un nombre de mujer, un nombre femenino... cosa que me llevó a odiar este pueblo anticuado lleno de "mac...
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Abro los ojos de golpe al oír un rayo caer y enseguida los caballos relinchar locos por el susto, tras eso la carroza va mucho más rápido avisandome de que no estaba yendo muy bien la cosa.
— ¡Gabi, ¿Que pasa?!— Le grito agarrandome fuertemente de la ventanilla de la carroza.
— ¡Na-Nada, solo se han asustado un poco!— Me grita él de vuelta.
Pero es no hace que me calme. Los caballos corren a una alta velocidad sin contar que los rayos no dejan de caer y que de golpe a empezado un aguacero. Si esto sigue así el bosque se inundará.
— ¡Gabi tenemos que salir del bosque!— Le grito asustado.
Cuervo quien se encontraba acostado a un lado mío ahora ladraba como un loco mirando desde la ventanilla.
Todo esto es un puto caos.
— Cuervo ¿Qué pasa?— Le pregunto mientras imito su misma acción de mirar por la ventanilla.
Los caballos corrían muy deprisa por lo que solo podía ver los arboles pasar muy deprisa frente a mi, pero achinando mis ojos pude notar algo negro a la par lo que causa que mi corazón de un salto. ¿ Alguien nos está siguiendo?
—¡Gabi, hay que ir mas de prisa!— Le grito.
Enseguida este me contesta igual o mas estresado que yo:
- ¡Los caballos no pueden mas, están yendo lo mas rápido que pueden!¡Y eso que siguen asustado!- Exclama.
- ¡ Alguien nos sigue!- Le grito.
Tan rápido como grito eso, aquella sombra negra que vi se hace aún mas presente cuando aparece de un salto entre los altos arbustos poniéndose a la par de la carroza dejándome ver un hombre vestido totalmente de negro ocultándose la cara entre vendas igual de negras dejando únicamente ver ojos negros como la noche, montando un caballo oscuro que relinchaba con fuerza y amenazadoramente.
—¿Ga-Gabi?— Articulo asustado mientras cojo en brazos a Cuervo y doy marcha atrás aun estando en la carroza. — ¡Gabi!
Inmediatamente el desconocido coge con una sola mano las riendas de su caballo haciéndome saber inmediatamente que es un experto manejando a caballos y que por cierto no tiene miedo a caer. Su mano libre saca una larga y afilada espada de filo brillante y platino que a simple vista se nota afilada y que dudo claramente que la use para cortar cebolla.
¿Cayden mandó a un sicario?
"Mantén la calma" me dice mi consciencia y yo lo único que voy a contestar es: ¡Mantener la calma, mis huevos!¡No puedo!
