Desde mi niñez recuerdo cómo siempre había gente, ya sean niños o adultos que se metían conmigo por mi nombre: Ariel. Me echaban en cara que era un nombre de mujer, un nombre femenino... cosa que me llevó a odiar este pueblo anticuado lleno de "mac...
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De un salto quedo fuera de la cama tirando mi manta al suelo y causando un ruido con los muelles de la cama.
¡Estoy saliendo tarde!¡Como es que hoy, precisamente hoy el estúpido gallo de nuestra vecina no ha chillado como todas las mañanas a las 7!
Si, él es mi alarma.
Lo deben haber hecho caldo si es que hoy no chilla, que risa.
Corro al baño y con prisas me meto a la pequeña ducha. En el momento en que el agua helada empieza a caer siento como mis huesos se tensan hasta que al final me acostumbro. La esponja remojada en jabón lo paseo por mi cuerpo y cabello hasta sentir que estoy totalmente limpio.
Tras largos minutos salgo desesperado de la ducha y del baño con una toalla en la cintura.
- ¡Ariel, ¿Sigues durmiendo?!- Grita mi abue.- ¡Llegarás tarde, cariño!
- ¡Si abue, ya voy!- Grito de vuelta.
Abuela, yo te amo mucho, pero despiertame más antes y no ahora que debo estar llegando tarde por una o dos horas.
Tras poner un pantalón cualquiera y jersey junto a unas zapatillas salgo corriendo hacia la sala donde se encuentran abue y Cuervo.
- Abue, ¿Que quieres desayunar hoy? - Pregunto con mi mejor sonrisa.
- No te preocupes cariño, ve a trabajar.- Dice devolviendome la sonrisa.- No vaya a ser que riñan a mi pequeñin.
Río junto a ella mientras niego con la cabeza.
- Debes comer y tomarte las pastillas. - Le recuerdo.
- Ya me haré algo, ahora vete.- Dice restandole importancia.
Asiento no muy convencido pero acabo aceptando. Beso su frente y corro hacia fuera de casa.
...
Entro por la puerta trasera, y aún sin siquiera haber entrado del todo ya oigo todo el barullo que siempre suele haber.
Tan solo entrar lo primero que veo es a mi jefe mirándome con una seriedad absoluta.
James, un hombre de treinta y tantos con un físico prominente, todo un Don Juan, pero su fisico es todo lo contrario a su actitud.
Ya empezamos...
- Una hora y quince minutos tarde...- Avisa- Te lo descontaré.
