HASTA MUERTO ES UN JODIDO CABRÓN

2.3K 259 95
                                    

.Capítulo 47.

Miro a lo lejos como hay un grupo de gente y entre ellos distingo a ver a Akira. Me voy acercando con paso lento pero firme. Cintia me acompaña sin decir palabra alguna, en sus manos veo como sujeta tres rosas blancas, lo que me afirma que claramente son para el difunto, tendría que ser idiota para no saberlo.

— Akira no se encuentra muy bien.— Me dice al cabo de los segundos.

—Normal.— Contesto.— Aunque le odiara no dejaba de ser su hermano. Es jodido ver como se va el ser con quien naciste.

Volvemos a sumirnos en el completo silencio tras yo decir eso hasta que llegamos a donde estaban todos. Me adentré en el circulo de gente sin que siquiera se den cuenta y me paro a un lado de Akira quien mira fijamente el hoyo donde se encuentra un ataúd negro decorado con bordes dorados.

— En el día de hoy nos encontramos aquí para despedir a quien fue nuestro honorable rey, Cayden Pendragon Leonlucius. — Pronuncia el padre mirándonos a todos con pesar.—Hoy nuestro dios recibe en sus brazos a otro de sus hijos, abriéndole la puerta de los cielos...

Y bla, bla, bla...Estupideces.

Pendragos Leonlucius, que apellidos mas guays debo decir... Yo soy Ariel a secas, que triste.

El padre seguía diciendo sus cosas y mi mirada vaga a todo el mundo y con "todo el mundo" me refiero a empleadas, soldados, Akira y Cintia quienes lloraban su gran perdida o oían con atención todo lo que decía el otro. Sin embargo, Akira está en su mundo y me doy cuenta por su mirada perdida.

Tras largos minutos después en los que el padre se lució dándonos a entender como Cayden se abría paso entre los ángeles y no sé que vainas, todos los presentes tiramos rosa tras rosa blanca llenando ese hoyo que no tardó en empezar a ser llenado de tierra. Dando por terminado el funeral todos empezamos a partir.

(***)

No me atrevo a decir ni una sola palabra ya que conociéndome acabaré diciendo una idiotez y sinceramente lo que menos quiero es parecer imbécil en un día como este y sobre todo frente a Akira, quien aún sigue ido. Creo que lo que menos necesita es que un niñato como yo le toque los huevos.

En la sala es donde nos encontramos ambos, solos, sentados y sin hacer absolutamente nada.

Me concentro en acariciar el pelaje de Cuervo para evitar morderme las uñas.

— Majestad, Ariel.— Entra Cintia llamando nuestra atención. — Por favor, debéis acompañarme al antiguo despacho del Rey Cayden.

— ¿Para qué?— Pregunto curioso.

— El noble Eric vino a nombre del fallecido.— Explica.—Y dice que necesita de vuestra presencia.

Asiento confundido y cuando Akira se levanta sin apenas decir nada y empieza a acompañar a Cintia, yo me levanto y hago lo mismo, solo que siguiendo a Akira como cual vagón a su tren.

(***)

Entramos al despacho dejando a Cintia atrás quien se va y cierra la puerta tras nosotros entrar. Tan solo basta entrar para ver como un hombre de espaldas se gira y nos mira. Este hombre es mayor, canoso, regordete y a simple vista distinguido.

—Lamento mucho su pérdida, alteza.— Dice nada mas ver a Akira, haciendo una reverencia.

— Si, si, a la verga, ¿Qué quiere?— Habla este al fin en el día de hoy.

El hombre que creo que dijo Cintia que se llamaba Eric mira por unos segundos horrorizado a Akira pero luego tan solo lo disimula bajando la mirada. El señor mayor se acerca al escritorio y pone sobre este su maletín que has ahora no me di cuenta que llevaba en mano. Del maletín puedo ver como saca dos cartas y lo que parece ser un simple pergamino, con estos en mano nos vuelve a voltear a ver y se acerca a nosotros.

EN LA PALMA DE SU MANO {COMPLETA}Where stories live. Discover now