Desde mi niñez recuerdo cómo siempre había gente, ya sean niños o adultos que se metían conmigo por mi nombre: Ariel. Me echaban en cara que era un nombre de mujer, un nombre femenino... cosa que me llevó a odiar este pueblo anticuado lleno de "mac...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Hace dos minutos desde que entré en shock, tan solo puedo mirarle con los ojos como platos, con la boca abierta y con el cuerpo temblando.
Este sin más ha pasado a sentarse en mi cama mirándome desde ahí sin decirme nada y sin quitar esa sonrisa de " He me aquí, soy la divina papaya" y no mijo', no lo eres.
- ¿Te vas a quedar ahí?- Me pregunta.
- N-No.- Articulo volviendo en mi.
Doy dos pasos tan solo aún manteniéndome lejos de él.
- Más cerca, Ariel. No muerdo... a menos de que quieras que lo haga...- Me dice encogiéndose de hombros.
Evito un "vete a a tomar por culo" y tan solo me acerco hasta quedar frente a él, de pie, tenso y rígido. Este se encuentra sentado y aún sentado se podría decir que se nota que es más alto que yo y su complexión muscular es muy, muy... brutal.
- ¿Se puede saber a que has venido?- Le pregunto tratando de ocultar mi ansiedad.
Ojalá solo sea a saludar y listo...
- ¿No puedo venir a ver mi juguete favorito?- Me pregunta posando ambas manos en mis caderas atrayendome aún más a él si es que se puede. - Además, las empleadas me dijeron que hace una semana discutiste con dos de las damas del harem y que desde ese día estás enfermo ¿Es cierto?
Malditas chismosas.
- No, que va, solo fue una conversación subida de tono por una tontería, ya sabes, yo soy un maleducado vulgar y ellas son demasiado perfectas. - Miento restandole importancia mientras hago un raro movimiento de manos. - Y más que enfermo, tan solo me llevo mal con ellas y prefiero encerrarme aquí.
En verdad no todo lo que le digo es mentira, solo la mitad.
- Bueno, ¿Entonces debería llevarte conmigo al castillo? Ahí estaríamos los dos solitos...- Dice apretando de más mis caderas.
- No, no, no, no hace falta...- Niego posando mis manos sobre las suyas tratando de hacer que me suelte. - Muy bonito de tu parte, pero ni de coña, gracias.
Este tan solo sonríe divertido y yo solo cuento los minutos esperando a que me suelte y me diga que al fin se va a tomar por cu... digo a su castillo a dormir la mona. Pero no, más que eso, siento sus manos apropiarse de mi trasero dando leves apretones.
- En estos instantes te follaría ¿Sabes, Ariel? - Dice pegando su cabeza a mi abdomen y yo trato con todas mis fuerzas de no apartarme de golpe y tan solo me callo quedándome estático. - Pero no puedo, por que tengo que hablar contigo de algo serio Ariel.