Capítulo 8 (2) - Bastardos

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Espera, antes que nada, ya leiste la parte uno? Porque esta es la parte dos😉

Y así fue como, unos días después de mi corta y concisa platica telefónica con Tomás Dallas, es que entré a la cueva del lobo.
Me había pasado toda la mañana probándome diferentes atuendos con la esperanza de encontrar al correcto y con el que me sintiera verdaderamente cómoda, no eran muy diferentes a los que solía utilizar para ir a dar clases, pero tal si un poco más...¿sofisticados? Ya que si el señor modales vestía todos los días de punta en blanco, su intento de "mano derecha" por no querer darme el titulo de una simple "secretaria", debía lucir de igual modo. Así que tras ponerme una camisa crema entallada al cuerpo y una falda que debajo ver lo justo y necesario, salí disparada hacia mi supuesto nuevo trabajo.

El viaje era largo, Forswill era lejos, pero de igual modo, no deje que ningún aspecto negativo arruinase al menos mi día. ¿A que me enfrentaría? No lo sabía, pero al menos, lo intentaría.
Y volví a realizarme esa misma pregunta cuando, tras bajarme del autobús en el centro de la ciudad y caminar un par de cuadras, llegué a la dirección que el Tomas Dallas me había indicado por mensaje. Era un edificio grande y moderno, de esos donde te puedes ver tu propio reflejo hasta en el suelo, y donde de seguro, debían habitar otras empresas. Ya que salía y entraba gente del mismo sin tregua alguna.
Así que eludiendo todo prejuicio que mi mente pudiese llegar a formular, ingresé al mismo y me dirigí directamente al elevador para subir al piso que me había dejado por escrito, el numero 6.
Algo sofocada por el pánico que me daba subir sola a estas maquinas completamente cerradas que me causaban una extraña sensación de claustrofobia, es que por fin llegué. Las puertas del mismo se abrieron dejándome paso a lo que era una sala con dos escritorios de cada lado, uno de ellos por completo vació, muy diferente al que estaba en su sentido contrario, claro.
Sin moros en la costa es que me adentré con algo de temor al interior de aquel extraño, moderno pero pequeño cubículo, donde además de los dos escritorios, justo en el medio de la sala, habían dos puertas, una a cada lado de dichas mesas. Por sentido común, me arrimé al escritorio despejado, que en cuanto lo miré en mejor detalle, no estaba del todo vacio, si no que sobre la misma, había un pequeño cartel blanco.

<<Buena suerte en tu primer día, Ambi>>-alcancé a leer al mismo tiempo qué mi corazón latía. Y que me sobresaltó aún pero en cuanto escuché el ascensor cerrarse y descender.

Deje el trozo de papel ahí mismo, maldiciendo que Tomás hubiera escuchado a Ethan y apoyé mi bolso en lo que de seguro seria, mi escritorio.
Al mirar al de enfrente, tan lindo y colorido, solo me bastó rogar porque mi próxima compañera de trabajo, ya que suponía que tenia una, fuese tan linda y gentil como su espacio aparentaba.
Me estaba comenzando a impacientar por estar en este lugar completamente sola cuando un mensaje de mi ahora, próximo jefe, me llegó a mi casilla.

BastardaWhere stories live. Discover now