Capítulo 43

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Las gotas seguían cayendo sin cesar sobre el empañado vidrio de la gran ventana que contenía el cuarto de mi madre pero ahora...mío.

Me encontraba recostada con el cuerpo desnudo de Nicolas pegado a mí, mis cabellos estaban revueltos y dispersos sobre las cálidas sabanas que nos contenían y tapaban gentilmente nuestra desnudez.
Habíamos hecho el amor, por segunda vez. Era inevitable pensar que cada vez se sentía mejor, que era mas placentero, que poco a poco iba conociendo y sabiendo las maravillas que podíamos hacer con nuestros cuerpos. Y solo el hecho de saber que eso en realidad estaba mal, que era impropio, incorrecto, me dañaba.

Con mi rostro sobre su abdomen acariciaba con mis manos cada parte de su atlético y hermoso torso, el cual parecía esculpido por el propio Miguel Angel.

-Mmm, ya sabes que eso me da cosquillas.

Levante mi rostro al suyo para contemplar sus ojos los cuales miraban directo a los míos.
Al parecer era mi nuevo pasatiempo después de acostarme con él, tocarlo.

<<¿Será que me costaba entender que era real?>>

-Lo siento, me encanta tocarte.

<<Y más después de hacerlo.>>

El rubio enarco una ceja y una pequeña sonrisa de lado se dibujo en sus facciones.

-Te recomiendo que no hagas ese tipo de comentarios desnuda y conmigo en la cama.

Me ruboricé a la vez que escuchaba sus palabras. De solo pensar que querría repetir lo de hace un momento atrás, volvía a activar todas mis hormonas las cuales seguían deseosas por más Nicolas.
Uno de los finos dedos del rubio se fue directo hacia mi mejilla, acariciando justamente donde estaba colorada. Su tacto que siempre se mantenía cálido, parecía frío contra el calor que desprendía la piel del centro de mi rostro.

-¿Te sonrojaste?-inquirió tratando de juntar sus labios y evitar mostrar su perfecta y blanca dentadura. Ante su pregunta agache nuevamente mi rostro hacia su figura.-Que reflejo tan bello e inocente.

<<¿Inocente? ¿Otra vez con eso?>>

-Ya sabes que no lo soy.

-Te refieres a bella o a...

-Inocente, Nick. Nada de lo que hacemos lo es.

Otra de las cosas que me era inevitable pensar después de tener sexo con Nicolas, era que luego de disfrutar el gozo y el placer, siempre venia a mi el mismo sentimiento de culpa. Y era una de las peores sensaciones que había experimentado en toda mi vida.

-Como puede estar mal algo que se siente tan bien-añadí pensando en voz alta.

-Ven aquí-dijo a medida que me tomaba por la cintura llevándome a quedar complemente encima de él.-No pienses de más.

BastardaWhere stories live. Discover now