Tras la muerte de su madre, Amber Parker tiene que dejar toda su vida para comenzar desde cero con su padre biológico, el politico Daniel Underwood. Nueva casa. Una madrastra y medios hermanos quienes nunca había conocido.
Las cosas comienzan a pon...
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Ya estaba todo perdido...
El cuerpo de Nicolas se tenso junto al mío y actuando rápidamente se volvió acomodar de manera fugaz su parte intima como en verdad correspondía pero siguiendo encima de mi para cubrir ahora, mi vergonzosa desnudez. Jamas me había sentido tan mal, tan humillada, tan mierda frente a unos ojos que solo detonaban confusión mezclado con ira.
Estaban transcurriendo milésimas de segundos, pero para mi estarían resultando los minutos mas largos de toda mi vida.
Sus intensos ojos cafés iban desde mi cuerpo para luego ir hacia los de quien me sujetaba, perdidos, absortos, enfurecidos...hasta que, se detuvieron en los de mi hermano, y como si de un rayo se tratara, ingreso al baño abalanzándose sobre Nicolas mientras lo separaba de mi y lo estampaba contra la pared, con sus manos en el cuello del rubio.
-¡Derek, no!-grité histérica a la vez que me bajaba de la bacha de aquel diminuto espacio y me trataba de imponer entre aquellos dos.
El moreno no parecía escucharme, solo tenia su visión puesta en mi hermano quien con su rostro algo enrojecido, producto de la leve asfixia que Derek le estaba proporcionando, no paraba de observarlo con el mismo odio que su contrincante le estaba lanzando.
-Cálmate Miller, no es lo que crees.-artículo como pudo.
-¡Maldito hijo de puta! -gruño el moreno a la vez que se acercaba el cuerpo de Nicolas para si y volvía a estamparlo con rudeza contra la fría pared de venecianas blancas. El rubio se mantenía inmóvil como si de un maniquí se tratase-¡Lo sabia, sabia que eras un degenerado!-y al escuchar esto ultimo pude ver como preparaba su mano derecho para impactar sobre el rostro de mi hermano.
Pero yo no lo podía permitir.
Derek de seguro estaria pensando que Nicolas me estaba obligando, y no había cosa más lejana que eso.
-¡Suelta a Nicolas!-grite eufórica. Y como si de hierros calientes se trataran mis palabras, el rostro del chico de los cabellos negros, quien hasta hace un momento estaban compenetrados llenos de odio en matar a mi hermano, se volteo hacia el mío. Encontrándose con mi cara enrojecida, producto en parte del sexo, y a su vez afligido al caer en el impacto que estaba sucediendo justo en este preciso momento. Uno de los momento que más temia en esta vida. Y que empeoro en cuanto note con la decepción que se iba dibujando en Derek. Estaba cayendo, atando cabos y poco a poco...quedando boquiabierto.
Soltó a Nicolas y se alejo unos leves pasos para contemplarnos atónito.
-Son dos enfermos...-susurro casi para si mismo, a la vez que se volteaba para ahora ver el reflejo de ambos en el vidrio de aquel baño-....dos malditos enfermos.
