Tras la muerte de su madre, Amber Parker tiene que dejar toda su vida para comenzar desde cero con su padre biológico, el politico Daniel Underwood. Nueva casa. Una madrastra y medios hermanos quienes nunca había conocido.
Las cosas comienzan a pon...
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-Eres tan predecible, hermana...-expreso Nicolas con cara de desaprobación.
Cloe nos había propuesto asistir de igual manera a la fiesta de Tokio, pasando por encima de las reglas de Daniel, claramente, ocultándoselo. A decir verdad, no me parecía de la mejor de las ideas ya que nuestro padre no nos habría prohibido divertirnos, sino que pretendía que lo hagamos bajo su techo y así evitar posibles problemas como los de la fiesta anterior... Yo era de las que optaba por hacer cualquier cosa que hiciera molestar a mi padre, pero esto ya me parecía demasiado, teniendo en cuenta que en otra casa me drogaron. Puede que allá tenido mucha mala suerte, pero...¿Y si la próxima no era yo y era otra persona? Al menos en la casa de Daniel Underwood, llena de cámaras de vigilancia, nadie querría pasarse de la raya.
-¡Vamos Nick! Le diremos que vamos los tres juntos al cine.
-¿Toda la madrugada?
Nicolas me miro esperando a que yo diera mi veredicto. Lo observe encogiéndome de hombros sin saber que opinar, no quería poner en contra mío a mi hermana.
-En eso tiene razón-hable al fin-Ninguna película dura mas que tres horas...
Cloe se quedo unos segundos pensativa. Yo por dentro me preguntaba el porque ella no llevaba a Jake a su habitación cuando la de Nicolas era prácticamente un albergue transitorio.
-Podríamos decirle a papá que vamos a quedarnos a dormir a la casa de Kate, para que no sospeche. Y que Nick sale con Chad, listo-dijo Cloe orgullosa de su plan sin mucho ingenio.
-No. -añadió contundente Nicolas negando a su vez con la cabeza. Me quede helada al ver como la contradecía a su melliza.
-¿Es un chiste, Nick? -dijo ahora cabreada,Cloe. Nuestro hermano paso por su lado para retirarse de la habitación dejando a la morena boquiabierta y ya demasiado enfurecida. Ella me miro sin poder creerlo y tratando de evitar no estallar en una rabieta.
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A la tarde siguiente, ya sin mi uniforme del instituto, me puse un vestido floreado bastante fresco y baje a la cocina a intentar preparar el pastel de zanahoria que solía hacer mi madre. Buscando recetas en google, di con una que de apariencia, era bastante familiar. Deje la pantalla del movil sobre la pared de la mesada de la cocina, con las instrucciones para ir siguiendo el paso a paso. Una hora y media luego, el minutero ya estaba sonando advirtiéndome que el pastel ya estaría listo. Lo saque del horno con sumo cuidado de no quemarme y lo apoye sobre una bandeja con agua helada, para que el molde se enfriara lo mas rápido, luego de eso lo desmolde y lo deje sobre una linda bandeja que había encontrado en los cajones. Por el aspecto de la cocina y la vajilla, parecía como si nadie nunca cocinara en esta casa.
