Tras la muerte de su madre, Amber Parker tiene que dejar toda su vida para comenzar desde cero con su padre biológico, el politico Daniel Underwood. Nueva casa. Una madrastra y medios hermanos quienes nunca había conocido.
Las cosas comienzan a pon...
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Dos años después...
Con la vista en la lectura y deslizándola por momentos hacia el reloj situado en la pared de fondo del salón, trataba de contabilizar cuantos minutos me quedarían restantes entre que la alumna Blomer terminaba sus ultimas estrofas en voz alta del pequeño libro que contenía en su manos, para yo poder continuar con la clase.
-Eso es todo, Marie. Muchas gracias-agradecí al darme cuenta que no llegaríamos a leer todo lo de mitología griega. La jovencita me sonrió tiernamente y yo predecí a marcar con un señalador la hoja en la que nos estábamos estancando. Me incorporé de la silla y mientras era observada por otros treinta espectadores, me recargue sobre mi escritorio para volverme hacia ellos-Solo espero que estaba vez me digan sus dudas, ¡Animo, sin vergüenza!
Y para mi sorpresa, hoy habían sido varios los que levantaban la mano. Después de casi dos años trabajando para el Instituto Loch en las afueras de Forswill, por fin conseguía que un grupo de estudiantes se concentrara y disfrutara de la literatura casi tanto como yo, siempre y cuando habiendo excepciones, claro.
Debatiendo con mi mano en mi barbilla, me decidí por Marie, quien siempre estaba atenta a mi clase, fuera la primera en despejar su duda.
-¿Este relato también entra en el examen, señorita Parker?
-Si, todo lo que veamos hasta una semana antes, entra en el examen-contesté para luego pasar a explicarle con más detalle todos los temas por los que los evaluaría. Mientras se los enumeraba no podía dejar de escuchar el cotilleo molesto de otro de mis alumnos al final de la fila. Enfoqué mis ojos en aquella dirección, y tal como lo sospechaba, no era nada más y nada menos que el mismo sujeto que molestaba e interrumpía todas las jornadas-. ¿Algo que compartir con la clase, Lucas?
Lucas Lennis tenia un doctorado en sacarme de las casillas, solo que nunca lo expresaba lo suficiente como para darle el gusto. Mi mirada serena y tranquila lo desestabilizaba por completo, logrando de esa manera, que se calmara solo. Él y algún que otro chico, no me tomaban en serio. Me veían lo suficientemente joven y "buena" como para ser su profesora y no hacerles repetir el curso. Pero vaya que equivocados que estaban, él era uno de los primeros en la lista de recursantes. Y eso que todavia faltaba un mes para que finalizara el semestre.
Vi como el castaño de no más de quince años levanto su vista cínicamente en mi dirección, y tras mirar a su pequeño sequito de fieles que se sentaban a su alrededor, se descruzo de brazos como si lograra llevarse el mundo por delante y tomó de holgada forma su libro de estudio para leer rápidamente donde habíamos quedado. Enarcó una ceja mientras dejaba expuesta sus sonrisa de lado y volverse hacia mi
-¿Tenían sexo siendo hermanos, profesora?
<<¿Qué?>>
Esas palabras. Por primera vez, Lennis había logrado hacer bombear mi corazón de una manera frenética.
