Capítulo 6, Temporada 3

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¡¿Juego educativo?!

— ¿A qué se refiere, mi Amo?—tomo mis manos de sus solapas y las sostuvo entre nosotros.

—Ya lo veras—me sostenía la mirada mientras dejaba caer mis manos— ¿Ves el taburete que esta por allá? ¡Colócalo frente al asiento que le corresponde!—hice lo que me pidió—Quiero que coloques el torso sobre el taburete, apóyate sobre tu estómago y pecho, viendo hacia el sillón—no entendía lo que pretendía. Dude pero si algo había aprendido en estos meses, era a limitar mis dubitaciones a fracciones de segundo. Ordenar y que mi cuerpo le obedezca simultáneamente como si fuera una extensión de él es algo que le complace enormemente. El embriagante poder que ha de sentir al tener mi voluntad en sus manos le excita y lo calma ejercer autoridad, le mantiene centrado.

Tuve el tronco de mi cuerpo sobre el amplio taburete para piernas en menos de treinta segundo. Al verlo sentarse en el sillón y acercar su bragueta a mi rostro creí saber lo que pretendía. ¿Va a perturbar mi úvula un rato? Está bien, no es tan malo. ¡Adelante!

Pero cuando vi a sus dedos tomar uno de los pliegues de la falda para deslizarla hacia arriba y descubrir mis nalgas pensé que aquello no podría significar nada bueno. Al deslizar los pulgares por mis bragas blancas me produjo un escalofrió.

— ¿Qué está haciendo?

—Pretendo dejarte el trasero al aire ¿No es muy obvio?

— ¿Y para qué?

—Quisiera decir que para que la visión de las curvas de tus nalgas me ayuden a excitarme, pero esa no es la razón...—el tono de su discurso ya me spoileaba la razón y me adelante.

—Amo Kenji, pero si en verdad estoy arrepentida ¡Déjeme compensarlo en lugar de...—intentaba incorporarme.

—Shhh...—apoyando las manos en mis hombros hizo peso para impedirme levantar— ¿Qué no me escuchaste decir que esto es un juego y no un castigo?—me retuvo poniendo la mano en mi espalda baja y apoyando todo el peso de su cuerpo en ella.

—Si, lo oí pero...—puso la palma sobre mi boca.

—Entonces no hay por qué temer. ¡Se buena, juega conmigo!—tomo asiento y sujeto mi barbilla, expectante a una respuesta.

—Si, amo—me resigne. Por un instante creí que era lo mejor, hasta que activo los brazaletes. Si íbamos solo a jugar ¿Por qué me esposa?

Vi su miembro hinchado y tieso, emerger de su bragueta y le hice una rampa con mi lengua, dándole la bienvenida a mi boca.

— ¡Buena chica!—deslizo la mitad del falo dentro ocupando toda mi boca y desanudo el cinturón—Déjame explicarte las reglas del juego...—me sujeto con firmeza de la nuca impidiéndome la huida—Tute quedas justo donde estas, ya que estas ahí puedes complacerme o si no quieres no lo hagas. Lo importante es que mi pene no debe salir de tu boca—se enroscaba el cinturón en la mano—Voy a darte treinta azotes en las nalgas con este cinturón, tú debes soportarlo. Tienes permitido quejarte o gritar pero si llego a sentir tus dientes volveré a empezar de cero—¡ay, mi pobre trasero!—Confió en que no me harás tener que darte más de treinta azotes, te calentare el trasero poniendo mi miembro a tu merced para que recuerdes que hiciste la promesa de no quebrantar la confianza que deposite en ti—es verdad, cuando me pregunto le asegure que no lo defraudaría—Vamos a comenzar...¿Lista?—mis dedos se clavaron en sus pantalón al sentir el primer azote caer ardiente sobre la partitura de mis trasero, mi quejido produjo un eco dentro de mi boca que se él disfruto.

Y así fueron cayendo uno a uno los picantes azotes que hacían escocer mis nalgas y bailar mis piernas aunque pausados los azotes aumentaban progresivamente de potencia. Me quejaba con más fuerza cada vez con los ojos cerrados. ¿No que no quería tener que darme más que la tanda preestablecida? Si sigue así me obligara a romper las reglas. ¿Sera que mis gritos ahogados lo complacen? ¡Que sádico es este hombre al que quiero!

Crónicas de mi Amo, Hijo segundoWhere stories live. Discover now