Capítulo 16, Temporada 1

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Finalmente abandonaron la habitación, salen a un largo y amplio pasillo. Fue como si al abrirle la puerta y ver la longitud de la habitación hasta donde alcanzaba la vista, vio abierto un mundo de posibilidades. No pudo contenerse y lo primero que hizo fue ir a asomarse por un ventanal, había tenido las mismas vistas durante días, a lo lejos diviso lo que parecía ser un granero. ¡¿El Amo un granjero?!

—Es el establo...equino—recalco la última palabra—Te lo mostrare después y si quieres montar te asignare un caballo ¿Sabes montar?—no podía despegarse de la ventana, la vista del establo, como si dejara de vigilarlo se esfumaría.

—Aprendí a los 15 años ¡Me encantan los corceles! Aunque ya hace tiempo de la última vez—de verdad le encantaban los caballos, ese establo podría convertirse en su razón de vivir, algo que la hiciera levantarse cada mañana.

—Bien, te asignare alguno cuando estemos allá ¡Continuemos!—la halo de la muñeca y la coloco a su derecha. Por algún motivo Dafne creyó que le ofrecería su brazo para escoltarla. Tratándose del Amo sería algo casi surrealista.

Frente a una gran escalera de piedra, señalo la puerta del cuarto opuesto.

—Esta es la recamara de Sergio—" con razón siempre llega en un santiamén" pensó—Si tienes una emergencia puedes buscarlo aquí. Solo si se trata de algo urgente, aunque él ha hecho de tu mayordomo esa no es su función habitual, así que no vengas molestarlo por tonterías.

Cruzamos por enfrente de la escalera.

—Este es el gimnasio—señalo una puerta cerrada y luego la que le seguía—Y el sauna. Tan solo Sergio y tu amo usan este gimnasio. No suele estar cerrado, excepto cuando tú amo entrena. En ese caso deberás esperar a que termine.

Mientras asentía a Dafne casi se le escapa una risa cuando piensa que a lo mejor la razón por la que el Amo necesita el gimnasio desierto para entrenar era porque fuera de esos que emiten gruñidos y sonidos extraños que resultan graciosos a la hora de levantar pesas.

Dieron con una larga pared con una sola puerta doble.

—Esto es el ala oeste—señalo un cuarto justo enfrente—Esta es otra habitación cerrada—una mansión entera de lugares a los que no podía ir ¡Jo! Qué manera de matarle la ilusión.

— ¿Y esa de ahí, Amo?—indica la puerta de una habitación del otro lado del renglón denominado "el ala oeste".

—No está cerrada, pero deberás ganarte el derecho de entrada.

"¡¡OK!!, ¡¿Acaso esta era la puerta que conducía a su harén privado?! ¡¿O el salón de torturas?!".

Prefería pensar en los caballos y en el sauna.

Cruzaron por enfrente de "EL ALA OESTE" TAN TAN TANNN, la zona cuasi prohibida para ir al otro pasillo:

—Esta habitación no está cerrada—indico una puerta de lado izquierdo—Pero no creo que te interese—Dafne lo vio, claramente preguntando con la mirada "¿Y cómo porque no me iba a interesar?".

Giro el pomo empujando la puerta y dejándola ver un espacio sin un solo mueble, incluso sin bombilla, iluminada por unas ventanas desnudas.

—Se construyó recientemente y no he decidido para que la ocupare—"creo que la usare para jugar a las canicas"—Esta sala...-la siguiente puerta—es multiuso. Puedes utilizarla cuando te plazca, pero en las raras ocasiones en las que tu amo se reúne con alguien aquí, no podrás venir a interrumpir.

Continuaron caminando:

—Estas son habitaciones para huéspedes—indico su derecha—Esta es la suite melliza de la tuya—la puerta de enfrente—Para invitados especiales. De nuevo, no estará cerrada, puedes utilizarla pero en las raras ocasiones en las que se hospede alguien, no vengas a incordiar.

Crónicas de mi Amo, Hijo segundoWhere stories live. Discover now