Capítulo 17, Temporada 3

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¿Qué mierda ocurre aquí?

— ¡Dafne!—volteo a verme, a pesar de la distancia y la oscuridad, distinguí el verde sus pupilas refulgiendo con luz propia.

Lo que no conseguí ver hasta pararme en el borde, fue su traje de baño de un color que se camuflajeaba y mimetizaba muy bien con su piel.

— ¿Qué haces aquí?—con los labios curvados, hizo bailar sus brazos dentro del agua por toda respuesta—Ya es tarde ¡Ven aquí, sal del agua!—plante una rodilla en el suelo sin importarme que estuviera mojado y le ofrecí mi mano.

Hipnotizándome con la luminosidad de su rostro se acercó ceremoniosamente, Dafne tenía un aire místico esta noche. Si no estuviera viendo sus piernas moverse bajo el agua, pensaría que una criatura mitológica viene a por mí.

Pero ella rompió el hechizo remojándome con un buen salpicón, las gotas me humedecieron pantalón y camisa, me mojo hasta la barbilla:

— ¿Por qué hiciste eso?—me seque el cuello con el dorso de la manga.

— ¿Qué haría si le dijera que le odio?—retrocedía con una mueca de molestia en la boca.

—Te creería—acepte con pesar.

—Bien... por que se ha portado como un patán conmigo—hasta se cruzó de brazos.

—Lo sé—ella tiene razón, aunque le diga las cosas que necesito ya no estoy seguro de que me crea.

—Ayer le dije que lo amaba ¿se acuerda?— sin no he pensado en otra cosa en todo el día—Y usted...—sé que hice cosas terribles—se escabulle fuera de mi cuarto sin siquiera despedirse esta mañana. Se va todo el día y no le dice ni a Sergio a donde va. Ni una llamada, ni un mensaje y encima no contesta a su teléfono—lo apague para hablar con Walter—Amigas me habían dicho que en cuantos hablas de sentimientos los hombres se espantan y huyen despavoridos pero esto es ridículo, incluso tratándose de usted...—refunfuñaba, veía el descontento en su rostro.

—Pero Dafne, eso no tiene ningún sentido ¡Yo vivo aquí! ¿Dónde huiría?—volví a ofrecerle mi mano pero la pequeña sirenita me dio la espalda, malhumorada.

—Eso me he estado preguntando durante todo el día ¡Amo malo!—me hablaba como a un perro descarriado y no podía ni ofenderme pues era exactamente lo que me merecía. Estaba tan ensimismada en su rabieta que no noto cuando rodee la piscina, arrodillándome otra vez de frente a ella.

—Tienes toda la razón—relajo expresión y hombros, dignándose a mirarme—He sido malo, muy malo. No tengo excusas, solo remordimiento. Ya no seré malo, no lo seré. Seré bueno, como tú—fue a dar a mi mano como un pez a la red.

— ¿Esta seguro?—me veía desde abajo agarrándose de el borde y mi mano.

—Te lo prometo—no había pronunciado palabras con más convicción.

Como un delfín salto del agua, empapando lo que antes había perdonado y bautizándome la boca con la humedad bendita de un beso.

— ¿Por qué no entras?—esta criatura hala mi brazo, queriendo que me sumerja.

— ¿Por qué no sales? Tengo algo importante que hablar contigo.

Sube por la escalera mientras yo voy en busca de una gran toalla que la proteja de los helados vientos nocturnos.

A mi manera y como me sienta cómodo ¿eh?

Luego de envolverla como un burrito extiendo otra toalla para acolchar la zona ante mis pies, entre mis piernas, cuando me siento al borde del diván la invito a arrodillarse.

No puedo imaginar más comodidad y confort que teniéndola sometida, con mi falo como su objeto de devoción. Ella no sospechara que a pesar de ser ella la que está de rodillas, soy yo quien va a adorarla.

Su expresión tan tierna es conmovedora, hermosa, seria perfecta a no ser por los recordatorios de mi despliegue de estúpida ira. Se me hace un nudo en el estómago:

— ¿De qué quería hablarme, amo?—se abraza a sus hombros bajo la toalla y yo le estrecho los hombros entre las manos.

Pobre criatura, tendré que abusar de ti otra vez.

La despojo de la acogedora protección y le empiezo a deshacer los lazos que estructuran el bañador. Me miraba con una expresión de extrañeza, no comprendía por que le estaba haciendo aquello de lo que yo tampoco comprendía la razón.

Antes de vulnerabilizarme a mí mismo me tranquiliza que este expuesta ante mí.

—Sé que así pasas frio. Solo será un momento.

Con su rostro entre mis manos tomando una bocanada de aire me arme de confianza, esto es algo que necesito decir y ella merece saber.

—Primero, lo que paso ayer fue solo culpa mía. No se repetirá nunca más—sentí a sus mejillas acolcharse bajo mis palmas cuando una leve sonrisa surco sus labios—Cuando te compre en la subasta quería cosas muy simples de ti. No esperaba todo lo que me has dado, ¿Cómo podría imaginarme que te transformarías en alguien que significa tanto? Ahora eres lo más valioso que poseo, lo más preciado que he tenido jamás. ¡Eres mi tesoro! Cuidare mucho mejor de ti, de ahora en adelante más que tu amo quiero que pienses en mi como tu protector. Te quiero, Dafne, te quiero tanto—su frente tocando la mía y las manos del otro sosteniendo las mejillas, la sentía tan cercana.

—Yo también le amo, amo Kenji—en mi interior sentí algo tibio y reconfortante inundar mis posos.

—Dime Kenji, solo Kenji.

Después de eso toda la noche fue una gran epifanía. En sueños una revelación, soñé con ella, borrosa y hetera, pero amorosa. Soñé con un recuerdo de Hanna.

Hola otra vez, mis Pequeñas Inmortales!!!

Como lo prometido es deuda, aqui esta el cap para degustar este viernes, tarde pero seguro. 

Este domingo 14 no podre actualizarles, por obvias razones, asi que ...

Hasta el lunes, mis queridas, Feliz dia del amor y la amistad por adelantado!

Crónicas de mi Amo, Hijo segundoWhere stories live. Discover now