Capítulo 1,Temporada 1

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Ella había ido a un after el día anterior, sus amigas le habían avisado por watsapp.

Lo primero que notó al despertar era que le dolían horriblemente las rodillas, quiso sobarlas pero no pudo. Al abrir los ojos noto que estaba atada de manos y pies, encadenada a la pared cual perro. Al girar la cabeza vio a otras chicas encadenadas igual que ella. Con los vestidos de fiesta rotos y sucios. El aire era maloliente y la luz muy pobre.

Quiso gritar, emitir sonido. Para preguntar que sucedía, donde estaban, como habían llegado hasta allí, pedir ayuda, que la desatasen, identificarse a sí misma o preguntar la identidad de aquellas chicas. O tan solo para expresar su miedo inmenso. Pero el grito fue interceptado por una mordaza y permaneció en su boca.

Intercambio miradas con sus compañeras, todas chicas jóvenes igual que ella, la repentina expresión de alarmante terror de algunas le indico que algo pasaba. Unos hombres grandes de expresión adusta entraron en el pequeño calabozo y pasearon su mirada maliciosa por los cuerpos y caras de las mujeres, provocando temblores y sollozos.

Dafne contuvo la respiración al ver que uno de ellos se fijaba en ella. Se aproximó y disfruto observando como la perturbaba su cercanía:

— ¡Aquí tengo una premiun para el cierre!—declaro a sus compañeros.

Otro de esos mastodontes se acercó a ella y le dio una hojeada.

—Esa...—giro la cabeza—y esta pelirroja son las únicas que se notan de mejor calidad—el sujeto le pellizco fuerte un pezón, a Dafne se le escaparon unas lágrimas— ¡Si que son de primera!

—Por lo demás, la pesca no fue muy buena—agrego otro.

— ¡¿Qué te digo?! Maquilladas, peinadas y entaconadas, bajo la luz de esfera, todas parecen buenas perras—dijo el que la había pellizcado.

— ¡Es cierto!—respondió el que la noto primero, frotándole los labios con el pulgar. Relamiéndose los suyos con morbosidad repugnante.

—Entonces a moverse. Dejen a la pelirroja y a la petit, saquen a todas las otras que tenemos ya que comenzar.

Los gorilas liberaron a aquellas mujeres de los muros y se las llevaron arrastradas de sus cadenas o cabelleras. La habitación se inundó de sollozos ahogados y lágrimas.

Dafne y la otra chica, una pelirroja de larga melena rizada y hermosos ojos azules, se quedaron solas luego de que la puerta se cerrara. Ambas se pusieron alerta, dispuestas aprovechar la pequeña brecha de oportunidad.

En ese lugar no había ventanas, solo una puerta. Sus ataduras eran de hierro y estaban ajustadas. Dafne vio como la pelirroja se ponía torpemente de pie y halaba las cadenas de los grilletes en sus muñecas con todas sus fuerzas, intentando inútilmente romperlas. Aún al saber que esta acción seria en vano, quiso imitarla pero la habían colocado atada a aquella pared sentada sobre sus rodillas y al cortarse la circulación por tanto tiempo ya no las sentía.

Aun así intento impulsarse hacia arriba usando únicamente sus brazos. La pelirroja intentaba diferentes ángulos para jalar la cadena mientras veía a todas partes frenéticamente, buscando una salida. Las dos ocupadas en su propia faena se estremecieron y horrorizaron al oír... gritos, de miedo y de puro dolor, latigazos, golpes, llantos femeninos y risas masculinas.

Esto provoco en Dafne un estado de shock y en la pelirroja una reacción de extremo desespero. Halo las cadenas brutalmente hasta lograr que sus muñecas y tobillos sangraran.

Ella por su parte solo se veía envuelta por la multitud de sonidos atemorizantes que venían de afuera y se sentía total e irremediablemente perdida. No sabía decir cuánto tiempo estuvo así. ¿Media hora? ¿Una hora? ¿Dos? A ella le pareció una eternidad congelada por el miedo. Hasta que al fin los sonidos se disiparon y notó unos pasos. La puerta se abrió nuevamente y en ella se asomaban los rinocerontes:

Crónicas de mi Amo, Hijo segundoWhere stories live. Discover now