Capítulo 23, Temporada 2

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El crecido pasto era desgreñado por ráfagas de cálido viento que despeinaba mi pelo también, mecía las hojas de la colección de árboles que parecía infinita, el galope ligero de Clementine se sentía como andar en una nube y la forma en la que el sol alumbraba entre las ramas a Kenji montando gallardamente sobre Belle Creature conformaban una visión idílica. Me hizo sentir libre y a la vez en casa.

Luego de un claro dimos con un manzano silvestre y los caballos golosos se negaron a dar un solo paso más:

— ¡Vamos a dejarlos descansar un momento!—ágilmente se descontó de la silla de montas y atoro las riendas en una de las ramas del árbol.

Con la espalda apoyada en el árbol, la cabeza ligeramente ladeada y los brazos contemplo como lo imitaba, solo que tome para mí una manzana.

—Atada a la silla de mi caballo hay una cantimplora con agua—dijo viéndome frotar la manzana con una manga—No creo que poseas sus enzimas—enarco una ceja señalando a Clementine y a Belle Creature que enjuagaban tan solo con saliva las manzanas para comerlas.

Tiene razón, no quiero contraer ameba. La lave y me senté en una raíz del árbol a comerla. Los caballos retozaban tan contentos, Kenji observaba el bosque contemplativo y yo saboreaba tan a gusto mi manzana, que casi me dolió romper el silencio:

— ¿Amo Kenji?

— ¡Dime!

— ¿Ha visitado las subastas del Bulgaro últimamente?—en realidad lo que quería preguntar era si existía la posibilidad de que adquiera otra esclava en un futuro próximo.

—Desde aquel día que te compre no he vuelto a ir, ya obtuve todo lo que quería de esos eventos—me contesto viendo el paisaje.

— ¿No le preocupa que suministrando armas y municione a ese hombre despiadado sea fomentar el sufrimiento de mujeres como la pelirroja... o como yo?

—Responderé a tu pregunta con otra pregunta ¿Crees que a un fabricante o vendedor de cuchillos de cocina le preocupa que sus clientes utilicen el producto para picar y rebanar los ingredientes para una rica cena, o lo ocupen para masacrar a una familia?

—No, creo que no—le di un mordisco a la manzana para endulzarme un poco esta cruda realidad.

—Pues yo tampoco—me miro desde arriba y poso la mano sobre mí, como a una mascota—Te preguntare algo ¡Responde con sinceridad!...¿Con cuantas personas te has acostado?—la pregunta me hizo sonrojar, más por lo inesperada ¡Jamás la vi venir!

— ¿Dice "personas" porque piensa que soy bisexual?

—Digo "personas" pues sé que a las chicas jóvenes como tú les gusta experimentar.

—Pues...—me frote las manos algo nerviosa—¿Contándole a usted?—asintió pacientemente—Serian unas cuatro personas, cuatro hombres.

—Tomando en cuenta tus cortos veintiún años esa es una cifra nada austera—alzo un poco las cejas.

— ¿Eso le molesta?

—Para nada. Sé que no eres portadora de VIH o alguna otra enfermedad que me pudieras transmitir. Lo demás no me importa—me frote la mejilla con el dorso de su mano.

— ¿Y usted, amo Kenji?—me observo sin dar crédito a que le devolviera la interrogante.

— ¿Me preguntas si tengo sida o con cuantas he cogido?

—Ambas...

—No y no lo sé, perdí la cuenta—¿perdió la cuenta o "los caballeros no tienen memoria" o quizá solo quiera impresionarme con tal declaración?

Crónicas de mi Amo, Hijo segundoWhere stories live. Discover now