Capítulo 6, Temporada 1

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Él le ordeno que separara las piernas y el simple hecho de hacerlo no le representaba ninguna dificultad, lo que le impidió hacerlo de inmediato fue que no llevaba ropa interior, no podía, en la habitación no había una sola pieza de lencería que pudiera usar. Estaba segura de que él ya no se conformaría solo con mirar y el escozor del trasero le recordaba lo que pasaría si le desobedecía. Clavo la mirada en el suelo e hizo lo que él le había mandado, con un nudo en la garganta y muchas ganas de llorar.

—Separa más los muslos—demando él y así lo hizo—Muy bien, quédate quieta.

Muy despacio, como quien no quiere espantar a un animal salvaje, rozo el interior de sus muslos con las yemas de sus dedos, lo cual la hizo estremecer de temor, aparto la mirada hacia otro lado, avergonzada.

Con el dorso de los dedos le acaricio tenuemente el vello púbico, ella pensó que aquello era una tortura, que tan pausadamente la tocara retrasando el momento en el que la violaría, quería que fuera lo más deprisa posible para no sentir nada. Sus labios vaginales estaban expuestos , con la yema de dedo medio de la mano derecha él los recorrió de arriba a abajo muy lentamente, Dafne sollozo y tuvo el impulso de cerrar las piernas, él lo noto de inmediato y apoyo la otra mano en su muslo impidiéndoselo.

— ¡No!—fue su única advertencia de que si lo hacía le iría mal.

Apretó las manos en el edredón, desesperada por que aquello terminara.

Él continuo haciéndolo, repasaba sus labios una y otra vez, ella sentía solo un cosquilleo incomodó de como la yema de su dedo le raspaba los labios secos, muy lentamente. Podía sentir la mirada de su amo sobre ella, la asustaba pensar con que expresión la estaría observando mientras le tocaba tan íntima zona.

—Relájate, no voy a hacerte daño—esas palabras la descolocaron, a pesar de saber que no debía verlo a los ojos sin su permiso no pudo reprimir el impulso.

Sus ojos eran fijos y serenos, al ver su mirada se sintió más calmada. No reflejaban maldad ni locura, solo cierta excitación. Al ver que en cuanto se percató de su mirada alargo una mano rápidamente hacia su rostro, cerró fuertemente los ojos a la espera del golpe. Pero no lo sintió, su mano se posó sobre sus ojos y dijo:

—No me veas a los ojos, recuérdalo o te pondré una venda—le mando él y Dafne se sintió aliviada. En ese instante pensó que tal vez él no era un ser completamente malvado. Que sentía misericordia por el dolor ajeno, como el resto de los seres humanos.

Se sorprendió cuando su vagina empezó a lubricar, respuesta lógica ante la estimulación, pero sorprendente en aquella situación. El cosquilleo incomodó se volvió placentero. Él poso la mano izquierda en su hombro y no paro hasta hacerla suspirar. Luego paro en seco y ella abrió los ojos que tenía fuertemente cerrados, él le empujo las rodillas hacia el centro indicándole que podía cerrarlas. Luego le tomo la barbilla con la mano izquierda y la levanto en dirección hacia él, Dafne cerró los ojos nuevamente.

—Mírame—le ordeno, y ella abrió los ojos lentamente, al abrirlos se encontró con una mirada franca y calmada, y unos labios finos dibujados con un pequeña sonrisa—Lo has hecho bien, si todos los días te comportas como hoy no tendremos ningún problema—soltó su barbilla.

Fue en busca de una servilleta de tela que había en la mesa con la que se limpió la mano derecha. Ella lo seguía con la mirada en todo momento hasta que lo tuvo enfrente.

—Vuelve a bajar la mirada—su tono no era tan autoritario como antes, aun así no dudo en hacer lo que le decía—Bien, así me gusta—poso su mano sobre su cabeza y acaricio su pelo mientras le decía—Como te explique pretendo llevar tu entrenamiento de menos a mas, para facilitarte las cosas. Tratare de llevar las cosas a un ritmo que puedas tolerar, pero te advierto que no quiero desobediencias. Tu haces lo que yo te ordeno, así funciona, por ahora solo te exigiré tu docilidad. ¿Qué debes responderme?

Crónicas de mi Amo, Hijo segundoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora