OMEGA BASURA

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CAPÍTULO 5

OMEGA BASURA

La decisión había sido tomada y no habría fuerza humana que le permitiera evadirla. Desde su aparición oficial ante la crema y nata de lo ilegal, político y social Takato había firmado su sentencia. Sería usado por Himura a su conveniencia y no tenía derecho alguno a rechazarlo, pues su persona había sido colocada en una jaula invisible hace mucho tiempo atrás.

Suspiró mientras se colocaba la camisa, la figura que se reflejaba en el espejo se notaba evidentemente más delgada y frágil, expuesta incluso a que un viento se lo llevara, cosa que seguramente desearía... desparecer en el viento, él y su hija. Su vida se estaba consumiendo poco a poco sin poder evitarlo; entonces, al verse, un pensamiento cruzó su mente: "¿De verdad podré salir de esto un día?", "¿cuándo?, ¿cómo?, ¿qué debo hacer?, ¿podré darle una vida normal a Haru?". Un gemido de impotencia salió de sus temblorosos labios, abrazó su magullado cuerpo y se perdió un momento en recuerdos.

FLASH BACK

—¿Te sigue doliendo el cuerpo?

—¿Te importa? – respondió Takato con desgana al tiempo que entre temblores ponía los pies fuera de la cama para dirigirse al baño, apenas intentó levantarse, las piernas le temblaron y cayó sin recato sobre la alfombra. Himura le veía en silencio y esbozó una media sonrisa, se acercó al ojiazul, y jalándole el brazo lo cargó para llevarlo cual princesa, apretándolo contra su pecho. —¡AH! – gritó por la sorpresa — bájame, puedo hacerlo por mi mismo...

—Guarda silencio – Ordenó. — Respondiendo tu pregunta, claro que me importa, eres mi hermoso esposo, pero eres tan testarudo, me pregunto cuándo mi gatito entenderá que esta es su vida ahora y que es completamente mío, esta marca tras tu cuello lo confirma – sostuvo pasando su nariz por esta, a lo que el otro respondió con un escalofrío. —Deberías ser más honesto contigo mismo, así como lo es tu trasero que ruega por mí, tragándolo con desesperación. – Escupió el yakuza depositando un beso en la pálida mejilla de Takato. Nada salió esta vez de la boca del azabache.

Una vez en el baño lo colocó dentro de la tina que había sido previamente preparada, su delgado cuerpo mostraba rastros de la intensa sesión de sexo a la que había sido sometido la noche anterior: marcas rojas adornaban cada punto de su piel al punto que dolía con solo verlas; en sus muñecas, por todo su cuello y pecho, así como visibles dedos en sus muslos que más que dedos parecían garras. Se sentía asqueado, pero lo que le apuñaló el corazón fue el comentario acerca de las necesidades de su carne. Era cierto, cada maldita palabra lo era, odiaba que su cuerpo de omega respondiera ante el toque y feromonas del Alfa al que detestaba, pero nada podía hacer al respecto, era su naturaleza. Aún así, había algo que no podía someter por más que el otro lo deseara, y eso era su corazón y espíritu, podría tener su cuerpo, pero eso sería lo único que tomaría de él. Jamás lo amaría, jamás pensaría en él como su ser especial y jamás dejaría de pelear.

Resignado a que lo llevara, se dejó bañar por Himura. "¿Quedará en mí algún rastro de dignidad?", se preguntaba, hundiendo su mirada en las burbujas que llenaban la tina, sintiendo cómo las enormes manos del de ojos ámbar paseaban por su cabeza frotando el shampoo. De vez en cuando este gustaba de realizar esta tarea, como si fuera un buen amo que bañaba a su mascota después de haber jugado con ella.

Pronto la voz del otro le sacó de su ensimismamiento.

—Hoy me acompañarás a una cena con el jefe del clan Uenoshi, conociste al líder el año pasado en mi fiesta de cumpleaños, le causaste una impresión increíble, no ha dejado de insistir en verte y yo le mostraré lo encantador que es mi omega. – Dijo paseando sus manos por los hombros de este.

CAGEDWhere stories live. Discover now