FE EN EL FUTURO

1K 62 149
                                    


CAPÍTULO 45

FE EN EL FUTURO

La suave música de fondo danzaba en el ambiente mezclándose con las voces de las personas que de vez en vez soltaban risas contenidas. El tintineo agudo de la campana en la puerta cada que alguien entraba, el aroma del café recién hecho después de haber tostado los granos, el sol veraniego entrando por los ventanales; todo, absolutamente todo era exactamente como otros días, pero hoy era diferente para Takato, como si hubiera descubierto un nuevo mundo lleno de colores llamativos y vibrantes que lo emocionaban hasta el centro de su corazón.

Anoche había dado el paso, se había decidido a empezar de nuevo e intentarlo con ese Alfa que hizo de su vida una maraña de conflictos internos, pero como toda guerra, aparte de las bajas, las enseñanzas también eran grandes y él había aprendido mucho. Ganó porque terminó de conocerse a sí mismo, trabajó en sus traumas, en sus miedos, y en el proceso se llenó de confianza y conoció a un Takato fuerte, más fuerte de lo que creyó nunca podría ser.

La oscuridad en la que se sentía prisionero fue abatida por la esperanzadora luz del nuevo día cargado de millones de posibilidades.

Takato no dejaba de sonreír mientras preparaba la especialidad de la casa: sándwiches de ensalada de huevo con tocino, receta inventada por Daiki, su jefe. El mismo que de 5 parpadeos, 3 iban dirigidos hacia el omega.

El hombre alto elevó la comisura de su boca, decoró el plato blanco frente a él colocando aderezos de forma artística. Tomó la pequeña espátula e invadiendo el espacio del pequeño omega tomó el emparedado recién hecho.

—Hoy amanecimos contentos, ¿pasó algo agradable? – Tocó con la punta de su dedo la mejilla de Takato de forma juguetona.

Takato, que no había notado su propia expresión llevó como rayo las manos hacia su rostro en un intento fallido por esconder el sonrojo agresivo que pintó su cara.

Daiki soltó una pequeña carcajada al tiempo que caminaba colocando los platillos sobre la barra de entrega. Ajustó su toalla en el mandil y volteó con los brazos cruzados sobre su pecho, dirigiendo toda su atención al omega, quien al darse cuenta de que no tenía caso ocultar lo que tenía, bajó las manos y asintió.

—Sí, pasó algo muy, muy bueno – pronunció feliz.

Daiki no daba crédito a lo que veía, si bien el omega era alguien que siempre cargaba muy buena actitud en el trabajo, el día de hoy resplandecía haciéndolo ver aún más hermoso de lo que ya era.

Con semejante vista, el beta se reprendió por no haber prestado más atención antes. Llevaban un año trabajando juntos y en todo ese tiempo miró a Takato llegar temprano, colocarse su uniforme y atender sus deberes con diligencia. Cuando comía, el omega lo hacía siempre mirando por la ventana con un velo melancólico sobre él. La hora de salida era sagrada, nada lo hacía perder ni un solo minuto; el motivo, una cachorrita que esperaba en la puerta del colegio por él.

Conocía a la hija de Takato, llegó a convivir con ella las veces que el azabache la traía al restaurante, también cuando fue a la escuela de la niña por un proyecto escolar. Pero si lo pensaba bien, jamás Takato le había mostrado más de lo que él mismo le permitía y Daiki por no ser entrometido tampoco pidió saber más ni lo presionó.

Ahora, notando al hermoso omega frente a él, el pensamiento de un "y si..." cruzó rápido por su cabeza, pero antes de que siquiera pudiera seguir imaginando algo más, Takato continuó.

—Estoy saliendo con alguien – su voz sonó segura y con destellos de orgullo.

En un instante la sonrisa que Daiki mostraba de oreja a oreja cayó tan rápido que incluso alguien se preguntaría si estuvo ahí en primer lugar.

CAGEDKde žijí příběhy. Začni objevovat