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CAPÍTULO 7


Haru parpadeó varias veces antes de poder enfocar a quien le había llamado por su nombre, soltó un largo bostezo y acurrucándose en el pecho de Takato dijo: —mmm, buenos días... ¿Ju...junta san?

Junta, que para ese momento ya se había movido a su propio asiento, respondió: —¡Así es Haru chan! Veo que tienes muy buena memoria.

—Sí, ya se leer – dijo orgullosa al tiempo que se bajaba del regazo de su mami — ¿viniste a mi casa para jugar?, ya no hay nieve – otro bostezo salió de la nena, al parecer aún tenía sueño.

—Me disculpo por haber tardado tanto, mi bella señorita, pero he tenido mucho trabajo...cosas aburridas de adultos – susurró.

La pequeña río y una vez que despertó por completo se dio cuenta que estaban en el auto.

—Mami, ¿dónde estamos?

Takato, que hasta el momento no había hablado debido al shock del beso, sobó sus piernas adormecidas y respondió: — Buenos días mi princesa. Estamos en casa de Usaka san, el papá de Kiyomi kun, ¿lo recuerdas? Jugaste con él en la fiesta de navidad.

—¡Ah, sí! Quiero verlo – en eso unas tripas rogando por comida rugieron escandalosamente. De inmediato la pequeña puso sus dos manitas sobre su rostro colorado por la pena.

Junta al notar la vergüenza en la pequeña exclamó: —¿escucharon eso? Creo que mi estómago acaba de quejarse.

La nena, en cuanto lo escuchó bajó sus manitas y en voz alta dijo:

—Mami, vayamos a comer porque mi amigo tiene hambre. Pobrecito, ¡no podemos dejarlo así!

Takato sonrió con ternura, justo ahora parecía que trataba con dos niños y le pareció la cosa más bonita del mundo, Junta se veía tan libre y natural —¿Por qué te aferras a mí, que no puedo ofrecerte nada? Me hablas sobre destinados, pero eso no es más que una hermosa leyenda – se dijo a sí mismo, luego volvió su atención a Haru y la envolvió en la cobija para sacarla del carro. — Creo deberías irte primero, si alguno de los otros hombres me ve contigo se lo dirán a... él y no quiero problemas – exclamó el ojiazul — esperaré a Ramiro y luego entraré a la casa.

Junta le miró por un momento, su barbilla descansaba en su mano derecha y tras unos segundos de meditación dijo: —No te preocupes, te prometí que cuidaría de ambos, nunca te expondría, pero para nuestra suerte, y lo digo con profunda alegría, yo soy amigo de Haru chan y "hermano" de él; - esto último no lo dijo con felicidad— sin embargo, lo que somos me convierte en familia también, así que si nos ven juntos no debe ser problema alguno, solo estoy saludando. Así que si me permites.

Junta tomó en brazos a Haru y salió del auto. Una vez fuera, extendió su mano hacia Takato.

—Ven, vayamos a comer – exclamó con una preciosa sonrisa que mostraba sus perfectas perlas blancas.

Takato dudó en tomar esa mano, pero al final se acomodó la ropa y sacudiendo sus piernas dormidas salió del coche y colocó su mano sobre la que se le ofrecía. Una corriente eléctrica recorrió su cuerpo y una calidez reconfortarte le envolvió. En consecuencia, las mejillas ya coloreadas se incendiaron en un rojo furioso.

De pronto un vaho salió de su boca con una exclamación de sorpresa, pues en cuanto entrelazó su mano, Junta le jaló con fuerza y mientras sostenía a la pequeña carga en su brazo izquierdo, el derecho se enredó cual serpiente en la cintura del azabache que tenía los ojos muy abiertos por el ataque en despoblado.

—JAJAJA, ojalá pudieras ver tu rostro Takato san. Luces adorable.

—Mi mami es bonito – comentó Haru intentando sacar la cabeza de entre la cobija.

CAGEDWhere stories live. Discover now