CONOCIÉNDOTE

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CAPÍTULO 8


Después de que Takato diera el sí y mientras Haru se ahogaba en diversión, él y Junta habían estado platicando para conocerse mejor; ya que, si se había comprometido con esta relación, haría todo lo posible para saber más sobre la persona que pretendía ser su pareja y que, citando sus palabras cuidaría de él y su hija.

Al principio fueron cosas banales como: gustos en comida, ropa, color favorito, pero a medida que pasaba el tiempo se sentía más cómodo y relajado al punto incluso de permitirse platicarle sobre los planes que tenía antes de que la desgracia tocara su puerta, porque si bien, desde el principio su vida no había sido fácil, la llevaba del modo que él quería y no al son que alguien más le tocara.

De tanto en tanto la niña corría hacia la mesa, tomaba un poco de jugo les platicaba lo que estaba haciendo, lo mucho que le gustaba y regresaba a la carga.

Takato le contó sobre cuando trabajaba en "Signore", sus compañeros y de cuánto le gustó estar ahí, aún y cuando fuera difícil combinarlo con la escuela, pero al ser abandonado por sus padres necesitaba un ingreso para poder mantenerse, pero esa plática en cuanto a su familia la dejaría para otra ocasión.

El Takato de 17 años poco a poco se dejaba ver entre cada línea, como si nunca se hubiera ido, sino que solo había permanecido oculto, enterrado en las profundidades de su alma, protegiéndose. El brillo en sus ojos centellaba, el entusiasmo en su voz era notorio por la manera en la que iba aumentando de volumen y eso tenía fascinado a Junta que le escuchaba con atención.

Takato también le dijo cómo conoció a Himura y la manera en la que acabó como su esposo, omitiendo los detalles de su violación y confinamiento.

Su inocencia y sueños le habían sido arrebatados de la noche a la mañana y eso había dado como resultado el nacimiento de una nueva persona un tanto temerosa, reprimida, resignada, pero que de cierta forma no había abandonado su espíritu combativo y el anhelo de salir de todo lo malo.

—Debió ser muy duro para ti. De pronto te manifestaste como omega y terminaste embarazado. Eras tan pequeño, ojalá hubiera llegado antes a ti – pronunció Junta al tiempo que le acariciaba el dorso de su mano.

—Sí, fue duro... pero si hubieras llegado antes no tendría a Haru en mi vida.

Junta estaba muy metido en la conversación y le resultaba interesante que pese a lo que Takato había sufrido se entregara por completo a la crianza de una niña que había sido producto de una relación no consensuada. Cuando le conoció fue evidente que la relación que él tenía con Himura no era la mejor, pero nunca imaginó que la historia que había detrás de ellos fuera tan turbia.

—Seguramente me estaré excediendo con esta pregunta, pero, alguna vez ¿pensaste en no tenerla? – preguntó mirando a Haru a lo lejos. Para él era lo más lógico después de enterarse de la situación; sin embargo, pronto se arrepintió de haber dicho algo tan insensible y estúpido. —¿Acaso pretendes hacerlo sentir mal y arrepentido de tenerla?... eres un idiota Junta. Takato san, lo siento, no debí decir eso - corrigió apenado.

Takato se tensó en cuanto las palabras llegaron a sus oídos, la ira que surgió de la boca de su estómago fue extendiéndose a todo su cuerpo, estuvo a punto de soltarse de sus manos y gritarle, pero eso habría sido hipócrita de su parte porque la realidad era que él lo había pensado desde el momento que el doctor dijo la oración que terminó por destruir la poca esperanza que le quedaba.

CINCO AÑOS ATRÁS

Cuando Himura dio la orden de encerrarlo para "domesticarlo", lo habían llevado a un cuarto vacío y oscuro, las paredes eran lisas, sin ventanas, se sentía frío y terrorífico. El único aire que se filtraba era el que provenía de la rendija bajo la puerta, el aroma estaba cargado de un olor extraño, como algo podrido y con sangre. Fue entonces que cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, pudo enfocar una figura en el fondo, estaba atada de manos y pies con pesados grilletes, cubierta de heridas que no habían sido atendidas y de las que brotaba pus mal oliente. Parecía un muñeco sin vida, que había pasado mucho tiempo ahí, pues al estar más cerca de este, el aroma a orines y heces golpeó con violencia sus fosas nasales provocándole violentas arcadas que terminaron cuando se volvió a un lado y vació su estómago de líquidos gástricos.

CAGEDWhere stories live. Discover now