SIN MISERICORDIA

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CAPÍTULO 41

SIN MISERICORDIA


El Hotel Moka se ubicaba a las orillas del Aokigahara proporcionando una vista hermosa del mar de árboles. Las mañanas y noches frescas permitían actividades en las que el calor de una fogata y asados invitaba a pasar un momento relajado. El lugar no era el mejor de la zona, pero tampoco el peor; aun así, sus instalaciones se encontraban siempre vacías debido a la fama que el bosque tenía.

Las leyendas de las almas en pena que por las noches se colaban fuera de sus límites atrayendo a las personas con engaños, así como el aspecto de apariencia rústica del inmueble llamaba la atención y morbosidad de los turistas que buscaban experimentar en carne propia experiencias sobrenaturales, sentimiento aventurero que su propia población no compartía. La superstición fuertemente arraigada en sus venas aunado al hecho de estar al borde de sus límites los mantenía alejados.

Por estas razones Junta escogió este hotel en específico para llevar a cabo su plan. La falta de sistemas de vigilancia, el casi nulo personal, la cerca natural que los pinos formaban; así como la gran distancia entre este y los demás alojamientos les daba la privacidad para actuar como mejor les pareciera.

En cuanto llegaron prepararon el escenario. Compraron todas las habitaciones, incluso aquellas que ya se encontraban ocupadas, ofreciéndoles a los huéspedes suites en el mejor Hotel de la zona; cosa que les pareció extraña, pero al ver la apariencia de algunos de los hombres que entraban uno tras otro al lobby, dieron las gracias y aceptaron sin hacer una sola pregunta.

En cuestión de minutos el lugar se vio repleto de miembros de los tres Clanes que formaban alianza.

El dueño temblaba pensando que su fin había llegado, pero Usaka habló con él en privado explicándole que dejaría su negocio tal cual lo encontró, que no debía preocuparse y menos cuando observara la grosera cantidad de dinero que le dejarían por haberles "prestado" la propiedad.

Para Takato el tiempo parecía ir muy lento desde que dejó de escuchar a su bebé y en sus oídos estaba el sonido del fuego que iba consumiendo el lugar y a las dos mujeres que sin deberla ni temerla perecieron a manos de Hashiba.

Takato no alcanzó a conocer a las dos chicas que ayudaron a su hija, pero lamentaba profundamente el cruel destino del que fueron víctimas; por ello, una vez que tuviera a su primavera entre sus brazos se encargaría de darles una ceremonia apropiada con los honores que merecían. Era lo menos que podía hacer.

Ahora, solo restaba esperar, pero resultaba que eso era precisamente lo más difícil. Después de que enviaran el mensaje a Hashiba, este hizo una videollamada, misma que no fue contestada porque el sujeto con el que el ex Saiko Komon quería hablar no estaba presente. Así que poniéndose ingeniosos enviaron otro mensaje en el que le decían que esperara un poco más.

Todos se encontraban reunidos en el comedor del Hotel, ya que este tenía el tamaño ideal para contener perfectamente la cantidad de personas que eran, incluyendo a las otras que esperaban.

Cada bando se encontraba de pie mirando de vez en vez hacia afuera, esperando. La tensión se podía sentir en el ambiente cargado de anticipación y sed de sangre. Mandíbulas crujiendo, cadenas sonando; el aroma a pino mezclado con cigarro y la esencia propia de las personas, todo se fusionaba creando una amalgama de sentimientos, olores y sensaciones.

Takato se ubicaba en el centro del comedor sentado cual rey en una silla siendo custodiado por Junta que permanecía firme a su lado apoyando la mano en su hombro, y detrás de él un montón de Yakuzas dispuestos a defenderlo.

CAGEDWhere stories live. Discover now