DESCENSO

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CAPÍTULO 14

DESCENSO

—¡Saijo san! Estamos por acá, ¡ven! – llamó una de las chicas de su equipo de trabajo.

Hace dos días, el maestro de Economía había informado que durante todo el año trabajarían por equipos en su asignatura; y para ello, el hombre se había tomado la libertad de formarlos de acuerdo con su segundo género. "Ni un omega estará en contacto con un alfa, al menos no en mi clase". Fueron sus palabras, las cuales recibieron duras críticas, pero que igual poco le importaban.

Para suerte de Takato, su equipo era de betas y resultó ser algo bueno, o al menos eso parecía, pues las dos chicas se veían muy agradables y trabajadoras, incluso el chico que también estaba con ellos lucía como alguien que se tomaba en serio sus estudios. No se debe juzgar un libro por su portada, pero su imagen gritaba "ratón de biblioteca" lo vieras por donde lo vieras.

El ojiazul que caminaba entre las mesas, levantó la mano para darles a entender que ya los había visto. Miró hacia atrás y ubicó a Ken junto a Ramiro pidiendo el menú de la cafetería.

Desde el día uno les había pedido a ambos que por favor no estuvieran tan cerca, aclarando que no era porque no los quisiera junto a él, sino porque quería llevar una vida escolar lo más normal posible. A lo que ambos sonrieron y felices le dijeron: "no se preocupe".

Ken al ser el más joven, tuvo que inscribirse al mismo curso que Takato para estar todo el tiempo con este, pero por desgracia le había tocado otro equipo y si quería conservar su trabajo, debía aplicarse en las clases porque si no, no tendría oportunidad alguna de estar dentro del aula.

Ramiro, por su parte, se limitaba a deambular por el campus y a la hora del receso se juntaba con Ken y permanecía a 5 mesas alejado del azabache. Él era un hombre que difícilmente podía pasar desapercibido y en tan solo una semana se había hecho de su fama robando miradas por donde pasara.

Incluso, los más aventados le hablaban a Ken preguntando por el amigo que se sentaba con él en la cafetería "¿De qué año es?, ¿qué curso toma?, ¿cómo se llama?, ¿es extranjero?, ¿es alfa?, ¿tiene pareja?" entre otras, eran las preguntas con las que lo bombardeaban, a lo que el pobre empezaba a tartamudear y decía que apenas lo había conocido y que no sabía tanto.

Parte de la petición de Takato, también era que entraran al edificio separados. Una cuadra antes, él se bajaba del carro y caminaba el pequeño tramo, Ken llevaba el carro hasta el estacionamiento y Ramiro seguía al ojiazul a una distancia prudente.

Ambos hombres se habían portado de maravilla y tras una semana, comenzó a sentirse como el Takato del pasado que caminaba cada mañana a la preparatoria, la diferencia radicaba que ahora, antes de salir de casa, preparaba bento para su bebé y para él, además de despedirla por la puerta.

Se había ofrecido a prepararles un bento a ambos hombres, pero lo rechazaron amablemente tras pensar en el lío que se haría si Himura se enteraba que ellos comían de la deliciosa comida que Takato preparaba y él no.

—¡Hola! Lamento la demora – dijo Takato al tiempo que arrastraba la silla y tomaba asiento con ellos. —Olvidé traer una bebida y tuve que ir a comprarla. – exclamó apenado.

De inmediato Kami, la otra chica del equipo que contaba con un par de mejillas regordetas como melocotones maduros, habló:

—No te preocupes Saijo san, nosotros acabamos de llegar también, solo Junpei llegó antes y ¡qué bueno! porque pudo apartar la mesa. Al parecer hoy es un día en que el receso de todos coincide y la cafetería se vuelve un pandemónium.

CAGEDOù les histoires vivent. Découvrez maintenant